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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El "parné"

Una de las características más desagradables del oficio político, tal y como reconocen muchos de sus actores, es el acierto de quien, estableciendo la escala -de menor a mayor- de peligrosidad en la profesión, enumeró por ese orden "los enemigos", los "enemigos mortales" y, los peores, "los compañeros de partido". Y por eso, probablemente, las heridas que más duelen en ese terreno son las del llamado, paradójicamente, "fuego amigo".

Viene a cuento el introito de las penúltimas -por ahora- declaraciones del presidente Feijóo sobre la cuestión del AVE. Y que, si bien matizadas después por su autor, debieron disgustar de forma más que notable no ya al presidente del Gobierno señor Rajoy sino -y sobre todo- a la ya exministra de Fomento Ana Pastor. Primero por inesperadas -aunque procediesen de un compañero de partido- y, segundo, porque en algún párrafo sonaron injustas.

Conste que entre políticos es particularmente complejo establecer qué es justo y qué no. Por eso a veces se da la paradoja de que el arbitraje lo realice algún adversario. En el caso de la señora Pastor, el mejor elogio para su dedicación a Galicia lo hizo el lendakari vasco al manifestar que "su" AVE, el de la famosa "Y", irá ahora más deprisa al mudar Fomento de ministro responsable. Lo que, se mire como se mire, es bastante significativo.

Pero dicho eso, y aún a riesgo de que se entienda como alegato defensivo de quien, en justicia, tiene poco que reprocharse, no debería olvidarse que si el AVE a Galicia sigue vivo es gracias a la ministra Pastor, que le insufló miles de millones en tiempos en que contar por docenas parecía temerario y que soportó ataques de CiU, ERC y hasta de socialistas andaluces y extremeños por supuesto trato de favor a Galicia.

Y eso sin contar bastantes otras actuaciones que se van a echar de menos si decaen, desde la ampliación del puente de Rande, reactivada tras un parón, hasta la descongelación de la estación del AVE de Vigo. Y eso sin haber obtenido más que algún gesto de apoyo de quienes ahora practican el fuego amigo en relación a lo que llaman "proyecto de país".

Dicho todo ello, y -como siempre-, desde la óptica de la opinión personal y admitiendo los matices que no pocos harán, cada día está, más claro que los problemas del AVE gallego son asuntos "del parné": ni dificultades técnicas ni vacatio legal, ni leches. Y si el presidente Feijóo, que lo sabe, ahora quiere llegar a acuerdos concretos de inversión con el nuevo ministro, sea; sobre todo por el bien de los gallegos. Pero eso no hará justas determinadas críticas ni, sobre todo, eliminará la sensación de desagradecimiento que se respira.

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