Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sólo será un minuto

Deja de darte largas

Toni: "A veces das largas al cierre de una situación que te envenena lentamente porque esperas a que las circunstancias lo hagan por ti y te ahorren ese mal trago. Es una cobardía, lo sé, pero que levante la mano quien no se esconda cuando le tiren la primera piedra. Instinto de supervivencia, en parte, y en parte poca confianza en uno mismo. Recelos de tu propia fuerza de voluntad apelando siempre a causas ajenas. Escasa autoestima que te vuelve, paradójicamente, un egoísta de libro. Cautivo de tus renuncias. Lo veo a menudo a mi alrededor: parejas que mantienen con vida una vía cadáver, cargándose de razones para el día que explote la sinrazón; asalariados que aguantan con el calendario lleno de minas y la mirada avinagrada en su puesto de trabajo intentando que nadie note su odio hacia lo que hace y hacia los que le rodean (o haciendo todo lo posible para que lo noten y llevarse por delante a unos cuantos optimismos cada mañana); hijos que callan, padres que consienten, o viceversa; amistades en ruinas que se mantienen en pie sólo porque nadie se atreve a tacharlas del mapa social, no vaya a perjudicar tus coordinadas de confort. Lo veo siempre cuando me paro a hacer balance de mi propia existencia. Insistiendo en mis debes para no llorar por mis haberes.

A día de hoy, y hoy es un día aceptable en términos de aceptación de limitaciones, necesitaría al menos media docena de candados para limpiar mi vida de cadenas. No me refiero a esos candados que ponen las parejas cursis en los puentes, profecía de desamores venideros y óxidos sentimentales. Me refiero a los candados que impiden el paso a más días de abatimiento e indiferencia sometidos a la implacable necesidad de mirar hacia otro lado cuando los reproches vienen a por ti y pronuncian tu nombre. Pero no me atrevo a usarlos. Me protejo de mi propio valor pensando que es pronto para hacer daño a los demás y que aún puedo aguantar un tiempo más haciéndomelo a mí mismo. Y sigo esperando a que el final de lo que ya no tiene remedio decida por mí y se tome la molestia de hacerme creer que la última decisión fue mía. Quizás eso me sirva para limpiar la memoria de residuos tóxicos".

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.