La decisión de adelantar el debate presupuestario para poder aprobar los PGE-2016 antes de las elecciones fue controvertida. Muchos comentaristas, entre los que me incluyo, criticaron lo poco razonable que era dada la alta probabilidad de que el gobierno cambiase en breve y, con ello, presupuestos y planes. Lo que ha pasado matiza esta opinión y acentúa lo positivo de la aprobación de los PGE-2016. La probabilidad de que haya que repetir las elecciones no es menor. Y en esa coyuntura, contar con un plan presupuestario es un activo. Porque nuestros compromisos con Bruselas en materia de estabilidad presupuestaria no se detienen porque unos y otros no se pongan de acuerdo para formar gobierno.

Dicho lo anterior, seguro que Bruselas va a exigir ajustes adicionales a los presupuestados al próximo gobierno. Lo que no sé es cuándo lo hará. Ante la disyuntiva PP-Ciudadanos frente al bloque de izquierdas, la ortodoxia económica prefiere claramente lo primero. Y eso quiere decir, que Bruselas se lo pensará dos veces antes de intervenir. Si el acuerdo no es factible y la repetición de las elecciones es el camino, no querrá influir negativamente en el posible avance electoral del bloque PP-Ciudadanos. Algo que, a mi juicio, es lo más probable si el PSOE sigue jugando como lo está haciendo.

*Director de GEN (Universidade de Vigo)

@SantiagoLagoP