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¿Gobierno Civil de Vigo?

Campana sobre campanaaaa... Estoy escribiendo con villancicos porque no quiero que la sensación de pérdida que tenemos al paso de los años por estas fechas me borre la cálida memoria de esas canciones en los días de infancia. Y justo por respeto a la memoria doy fe de una queja de una cualificada ciudadana viguesa, que me muestra su enfado porque en ese edificio de la calle Real brillantemente recuperado para sede del Registro Oficial, que fue sede de gobierno cuando Vigo fue de modo efímero capital de provincia, no encuentra la inscripción tallada en piedra que rezaba "Gobierno Civil de Vigo". Extraña cuestión porque, si ella es una mujer de mucha solvencia, consultado Jaime Garrido, el arquitecto que más a fondo estudió los edificios históricos de Vigo y que hizo decenas de fotografías de esa fachada, no recuerda nunca tal inscripción. Consultado también Jesús Irisarri, autor con Guadalupe Piñera de tan feliz rehabilitación (como del edificio del Colegio de Arquitectos), tampoco sabe nada de que haya existido la misma y, dada su visión conservacionista, de haber sabido de ello la hubiera mantenido a capa y espada. Y el lavado que hubo de la piedra no la haría desaparecer sino al contrario. Curioso tema, en el que personas de probada seriedad discrepan respecto a la existencia de una inscripción histórica. ¿Alguien nos sacará de dudas?

Un premio subacuático

¡Premio nacional de la Guardia Civil de periodismo! Ahí es nada. A Alberto Otero, compañero de gozos y fatigas en FARO, le han dado este año tal distinción por su reportaje "Inmersión al filo de la vida", sobre el rescate de una víctima tras el naufragio del Mar de Marín. Corre por la venas de este vecino de la mar salada un ADN con memoria marinera y eso, sumado a su pasión por el submarinismo, ha puesto una escafandra en su pluma para que se sumergiera con la Guardia Civil y narrara con subacuática soltura tan trágico rescate. Ahí está el premio.

La verdad en verso

Hace años que me envió su libro "Filosofía en verso", y hace unos días presentó "La verdad en verso" en la Escuela de Comercio. Miguel Correa Nogueira lleva seis años jubilado y ha escrito ocho libros con 100 poemas cada uno. O sea que no ha estado parado, porque además hizo, tras educarse en las aulas de la vida, 3 años en la Universidad de Mayores y el C1 de Inglés. Sus escritos están cargados de muy reflexivas y lúcidas consideraciones sobre la vida y la sociedad. Ceneme era el seudónimo de Correa, aquel chaval que hace casi 70 años correteaba por el humilde barrio del Toural, en cuya calle Robleda había nacido. Lo conocí como miembro del grupo Brétema, jubilado tras décadas de trabajo como jefe de ventas. Y sigue en activo.

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