Persiste la incógnita sobre la colección de arte de Caixanova. Aunque en Vigo existe la convicción de que se radicará en la ciudad, una frase del gerente de la Fundación que la tutela, aviva las dudas.

Durante la reciente inauguración de la exposición de pinturas de su legado en el Centro Social, dijo: "es una colección de Galicia para todos los gallegos". Ninguna referencia a su ubicación en Vigo.

Es cierto que Caixavigo, desde que es Caixanova tras absorber a sus homólogas de Pontevedra y Ourense, y expandirse al Norte para contrarrestar la invasión territorial de Caixagalicia en la pelea suicida que libraron ambas entidades -de aquellos polvos, éstos lodos-, puede considerarse una entidad autonómica. Y, por tanto, sus propiedades, patrimonio de todos los gallegos. Con lo que la frase del gerente de la Fundación respondería a la estricta realidad.

Pero no es menos cierto que la colección de Caixanova, en su inmensa mayoría, se formó cuando la entidad era Caja de Ahorros Municipal de Vigo, que así se llamó durante mucho tiempo, y es comprensible que la ciudad la sienta como propia.

Por tanto, pretender establecer una equidistancia entre Vigo y Galicia sobre un patrimonio que se adquirió mayoritariamente con los recursos de los vigueses, no es adecuado.

El legado es tan grande que, cuando se determine su ubicación, no existe un solo lugar capaz de albergarlo. Sus más de 5000 obras rebasan con creces cualquier espacio apropiado. Por lo que deberá ser repartido. Pero la selección de las mejores obras que lo componen, las que figuran en el libro "A arte galega na colección Caixanova", que editó este periódico, deben quedar en Vigo.

Como las grandes colecciones nunca se exponen en su totalidad - los principales museos guardan cantidades ingentes de obras que rara vez salen a la luz-, mejor es que puedan verse, en vez de ocultarse en los sótanos. Por lo que parecería sensato que una parte se cediera en préstamo a otros museos y galerías gallegos, sin que la propiedad cambiase de manos en ningún momento.

El interrogante que queda por despejar, y que desde Vigo debiera proponerse como solución, es dónde se ubican las obras de la colección Caixanova. De las varias opciones que existen, tal vez la oportuna sería convertir los museos públicos de Vigo, o una parte de ellos, en sedes permanentes de arte gallego. Es el más valioso, copioso y diferenciado patrimonio cultural que posee la ciudad.

Además, supone una muestra de coherencia: si se quiere albergar la colección de arte gallego de la Caixa, désele el mejor de los tratamientos posibles, y extráigasele la máxima rentabilidad. Que los visitantes sepan que en Vigo existe la mejor colección de arte gallego, y es el único lugar donde pueden contemplarla.

En el resto del arte museístico que existe en la ciudad, ya sea antiguo, moderno o contemporáneo, trátese de exposiciones temporales o "performances", nos ganan otros.

De los centenares de artículos que escribió Fernández del Riego en este periódico, el primero de todos del lejano 1950, lo dedica a los pintores gallegos.

"El arte pictórico, decía, no cuenta con larga historia en nuestro país, a diferencia del escultórico y el arquitectónico. Es realmente a partir del pasado siglo cuando surgen los primeros nombres de cierto relieve. (...) Pero hoy ya puede hablarse de una verdadera realidad artística en Galicia".

Y cita a los nombres más conocidos de la época: Sotomayor, Julia Minguillón, José Frau, Virgilio Blanco, Imeldo Corral, Juan Luís, Díaz Pardo, Carmen Legísima, Torres, Prego, Colmeiro, Laxeiro, Souto, Seoane... "en todos hay una base distinta, que da perfil y calidad a la obra".

Todos, y muchos más, desde Villaamil y Avendaño a los contemporáneos, figuran en la vasta colección de Caixanova. Los más valiosos merecen ser expuestos en los distintos museos vigueses. Para darles contenido, diferenciarlos, y poder airear el mensaje de que contienen la mejor colección de pintura gallega.