Un año después de desvincularse de su yerno al grito de "la justicia es igual para todos", el Rey abraza la causa del "poliimputado" Urdangarín en la convicción de que "la Sanidad es igual para todos". La escena más vergonzosa desde el estallido del escándalo se ha disfrazado de reconciliación navideña, en cuyo caso se debió renunciar al exhibicionismo mostrado ante las cámaras. Sin ir más lejos, se debió recurrir al sigilo que impone la Familia Real a los innumerables viajes de placer de sus miembros, que han hecho del ocio un gran negocio. El bochornoso encuentro en la clínica viene empeorado por el cinismo de la Casa del Rey -integrada por funcionarios pagados con fondos públicos-, al declarar feudalmente que "es una visita familiar". Parece una línea de diálogo de una película de Scorsese.

Sonroja recordar que el Rey es el jefe del Estado. El lecho del dolor y los efectos desorientadores de la anestesia no justifican la postración adicional ante un presunto delincuente, que precisamente se ha aprovechado de su grado de familiaridad para saquear a las administraciones estatales. Las abundantes fotografías en la clínica señalan tal vez el inicio de una nueva campaña de recaudación a cargo de Urdangarín. Si ya resulta llamativo que la Reina pase más tiempo con su yerno que con su esposo, lanza un mensaje sobrecogedor al abandonar la clínica con Urdangarín y su socia Cristina, dejando solo a su marido.

El Rey con Urdangarín significa que el Rey apoya a su yerno, no cabe interpretación alternativa. El encuentro se celebra tras la petición de una fianza millonaria, y abofetea a los funcionarios que se han atrevido a perseguir el cumplimiento de la ley más allá de las exigencias del deber. Por lo menos, el elefante fue acribillado en Botsuana, a la distancia suficiente para amortiguar el impacto de una decisión errónea. El nuevo tropezón del Rey es otra venganza de la Reina contra su marido, pero a las clases medias agredidas por Urdangarín y sus secuaces les descorazona la confirmación de que hay al menos una Familia que no se ha enterado de la situación del país.