De modo que, vistos los acontecimientos de estas últimas horas, poco puede extrañar que haya, aquí, mucha gente que hable de una especie de desbarajuste general. Lo que podría ser propio de las fechas -de un lado las fiestas y de otro las vísperas (electorales) dan para eso y más-, pero que quizá se deba más a los hechos en sí que a su circunstancia y que no contribuye precisamente a generar confianza.

Véase, si no, lo que está ocurriendo con el llamado concurso eólico, en el que los teóricos garantes de que las normas se cumplan abandonan la comisión en la que han de ejercer argumentando nada menos que inseguridad jurídica y, en lugar de plantear la denuncia en fondo y forma, se lo cuentan a los periódicos, que así se vuelven ya no sólo "parlamento", sino, por lo que parece, también "juzgado" de papel. Y como los que tal hacen, o dicen, resultan mandados de sus jefes políticos, la visión resultante es la de un Gobierno cuyos socios se muerden entre sí, aunque uno, el PSOE, aporte los dientes y otro, el BNG, las heridas.

Los ejemplos, no acaban ahí. El día de ayer vio la presencia del señor vicepresidente de la Xunta en el nacimiento de una subcomisión, la de seguimiento de infraestructuras, ante una ministra que se ha opuesto plena y directamente a ella, y que se bautiza con la creciente sospecha de que no pasará de decorado, y ojalá que no sea de títeres. Entre otras muchas razones porque lo que tiene que seguir -los tramos del AVE que faltan-, son en términos de gestión, algo parecido a lo que el genio Calderón hizo decir a Segismundo sobre la vida: una sombra, cuando no una ficción.

Y todo ese desbarajuste quedaría resumido, si alguien tuviese mala intención, en el episodio de La Moncloa, con la entrevista de los señores Zapatero y Pérez Touriño. El presidente de Galicia fue el cuarto en acudir tras los de Cataluña, Andalucía y Madrid, y recibió muy buenas palabras, casi todas conocidas, pero desprovistas de eso que aquí llaman papeliños y que sirven sobre todo para separar el grano de la paja. Resulta raro que cuestión tan seria y espinosa como la de la financiación autonómica pueda resolverse en una "sesión vermut" y deje satisfechos a todos, pero nunca se sabe y cosas más extrañas se vieron. Pero como estos no son tiempos fáciles para la confianza, uf.

De todo lo demás que se abarcó en la cita, y dicho desde el respeto, hay un un aire a excusatio no pedida que lo vuelve casi una acusatio manifiesta. Siendo mal pensados, claro.

¿Eh...?