No hemos mejorado nada. Se podría decir que incluso hemos retrocedido en nuestro sentido de la responsabilidad como ciudadanos. Un informe del Instituto de Estudios Fiscales asegura que los españoles desconfiamos absolutamente de Hacienda. Tan sólo uno de cada cinco españoles estaría dispuesto a denunciar ante la Hacienda Pública un fraude, un engaño, fiscal. Nada menos que estamos hablando del 65 por ciento de la población. Ni que decir tiene, en esta línea, que únicamente 18 de cada cien españoles colaboraría si hablamos de un fraude en su sector de trabajo.

Con ser todo esto malo, dice el mencionado Instituto que todo el mundo da por hecho que en España se defrauda ampliamente. Será porque cada cual intenta hacer lo que puede en este sentido y en la medida de sus posibilidades. Pero no le falta razón al personal cuando asegura que los grandes empresarios, las grandes fortunas, emplean todos los métodos posibles para defraudar. Quizás para pagar lo menos posible dentro de la ley que, claro, interpretan mejor porque tienen dinero para pagar a los mejores asesores y abogados.

Tampoco están tan alejados de la realidad cuando hablan de presión sobre los mismos y siempre. Es más fácil y ofrece resultados visibles investigar a la clase media, que son muchos, y sacar de ahí bastante dinero, que molestarse en ahondar sobre las grandes declaraciones o sobre los sectores conocidos como grandes bolsas de fraude.

Desconozco si estos datos harán reflexionar a los responsables del Fisco. Pero, deberían hacerlo. La percepción de la mayoría suele coincidir con la realidad y no es bueno que sintamos que sigue pasando lo de Mario Conde, que le salía a devolver la declaración de la renta.