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polideportivo

Tiempo de reflexión para Nico y Tere

Regatista y piragüista deben plantearse su futuro para París 2024, ya que desaparecen la clase y la distancia en las que ganaron medalla en Tokio | El 470 de vela pasa a ser mixto | Portela debería competir ahora sobre 500 metros

Nico Rodríguez, emocionadotras lograr la medalla. // MARÍA MUIÑA

Los Juegos Olímpicos son algo crueles con ciertas modalidades. Mientras unas permanecen inalterables con sus diferentes categorías o distancias; hay otros deportes que cada ciclo olímpico se ven agitados y obligan a los deportistas a modificar sus planes y reestructurar casi toda su actividad. Es algo que le va a suceder a dos de los grandes nombres del deporte español: Teresa Portela y Nico Rodríguez.

La piragüista y el regatista, con sus medallas relucientes en el bolsillo, ya saben que si en París vuelven a un podio no podrán hacerlo en la misma categoría que lo hicieron en Tokio. Desaparecen en ambos casos de la planificación olímpica de 2024. Y eso significa que hay que, en un tiempo relativamente corto de tiempo, hay que sentarse a pensar y empezar a tomar decisiones.

Teresa Portela ha encontrado en el K1 200 su sitio en el piragüismo. Su edad no le ha impedido brillar en una prueba explosiva que en teoría premia a las musculaturas jóvenes. Si por ella fuera se quedaría eternamente en ella. Es algo que podrá hacer en Mundiales y Europeos, pero no en los Juegos Olímpicos. La gallega ya ha dejado caer que le gustaría llegar a París aunque por ahora solo garantiza competir la próxima temporada. Y después irá decidiendo. Parece lógico pensar que si en 2022 se mantiene en activo sería extraño dejarlo a solo dos años de París. El problema para ella es que en Francia debería competir en el K1 500. Supone más del doble de la distancia en la que más cómoda se siente, la explosividad ya no es tan importante y se trata de resistir en una prueba que se va casi a los dos minutos (la de 200 metros no llega a los 40 segundos). Esa transformación es importante y Teresa Portela deberá hacerla a los cuarenta años. Un nuevo reto para una deportista que si algo ha demostrado es su capacidad para afrontar grandes retos. Lo que parece imposible es que la federación piense en ella para formar un K2 en el que pueda estar ella con alguna otra palista. En España no hay kayakistas de su nivel y sería condenar por completo sus aspiraciones. En Tokio muchas de las finalistas en la prueba de 500 metros son habituales rivales de ella en las finales de 200 como Lisa Carrington (oro en ambas), la danesa Jorgensen, la portuguesa Portela o la sueca Stensils. Ese es el camino que seguramente seguirá la gallega.

Portela, tras lograr la plata en Tokio. EFE

A Nico Rodríguez le espera algo similar. El vigués ha encontrado en Jordi Xammar a su compañero casi perfecto. Pero esa pareja ya no podrá volver a competir juntos en la clase 470. En París no está en el programa olímpico. Queda solo para la categoría mixta. Por lo tanto si Nico Rodríguez y Jordi Xammar quieren seguir juntos deberían pasarse a otra clase (ese tipo de cambios nunca resultan sencillos y el ciclo olímpico tan corto complica la adaptación), buscar un compañero nuevo para alguna de las clases que entran en el programa o bien encontrar una regatista y formar una tripulación para el 470 mixto. De esta manera seguiría compitiendo en un barco que conoce bien, que domina. El único problema es que no sería Xammar quien estuviese a su lado. España tiene un buen 470 femenino (Patricia Cantero y Silvia Mas) y una de las soluciones podría ser que se formasen dos tripulaciones mixtas con los componentes actuales de los barcos y que compitiesen entre sí para ganarse una plaza en los Juegos de París 2024. Eso podría valer si las intenciones de todos ellos fuesen las de completar este ciclo olímpico. Por eso es tiempo de reflexión para todos ellos. Conocer bien sus planes inmediatos y empezar a tomar decisiones en un ciclo olímpico extremadamente corto, el más pequeño que nunca ha existido. Ya faltan menos de tres años para la siguiente cita y eso impide demorarse en exceso. Es hora de celebrar, de abrazarse con la familia y de disfrutar. Pero Nico y Teresa tienen que empezar a pensar en mañana.

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