JORGE ÁLVAREZ | VIGO

Pablo, el concursante gallego de la cuarta edición de MasterChef seguirá cocinando en el programa de TVE una semana más después de superar, no sin ciertos apuros, los retos planteados por la organización del programa.

La noche de MasterChef arrancaba con la prueba de la caja sorpresa y que recuperaba uno de los retos más conocidos del reality culinario, el de hacerse un plato con los ingredientes de sus neveras. La diferencia, esta vez, fue la de hacerlo en compañía de exconcursantes del programa.

Al gallego Pablo le correspondería la compañía de José David, semifinalista de la primera edición de MasterChef. Una pareja que le venía como anillo al dedo al ingeniero de A Coruña pues ambos practican una cocina basada en la técnica y en el uso de los recursos más avanzados para hacer sus platos. Pero el dúo no consiguió su objetivo, más bien lo contrario.

La lubina que presentó al jurado -Samantha Vallejo-Nájera; Pepe Rodríguez y Jordi Cruz- no solo le valió la dura reprimenda de dos de los jueces sino que uno de ellos decidió ni probarlo. La razón, el pescado estaba sin cocinar. "No he calculado bien los tiempos con la olla", argumentaba el controlador aéreo gallego mientras encajaba las críticas de un jurado que elevaba un peldaño más la crudeza de sus comentarios.

Prueba exterior: viaje místico a Montserrat

De la primera prueba en el estudio saldría ganador David, el joven cántabro que se encargaría de organizar los equipos de la primera prueba de exteriores de la temporada de MasterChef, en el monasterio de Montserrat.

Después de un emocionado concierto del coro de la escolanía en el que la mitad de los concursantes acabaría llorando, tocaba cocinar. "Yo no soy de llorar", comentaba Pablo mientras se deshacía en lágrimas cuando recordaba a su padre, "un hombre de 70 años que está como un roble", llorando el día de su boda.

Configurados los equipos (el ingeniero gallego formaría parte del grupo rojo regido por el ganador de la prueba individual) y repartidos los menús, la prueba por equipos daba comienzo y la tensión entre concursantes empezaba a crecer a medida que los fogones de calentaban.

Mientras el equipo azul se peleaba entre sí, con conflicto autonómico incluído, el equipo rojo se organizaba para confeccionar unas croquetas y el postre. De la bechamel se encargaba el concursante gallego que, en un alarde matemático, se convertía en una calculadora humana para saber las proporciones exactas para hacer la bechamel.

También tuvo tiempo para robarle el protagonismo a David. En algunos tramos de la prueba parecía ser él el capitán del equipo. "He ejercido de delegado", confesaba a la cámara después de que el jurado hiciese la apreciación antes de decidir qué equipo ganaría el reto por equipos. También hubo tiempo de saber que sus compañeros lo conocen por illuminati porque "tiene algo como de Harry Potter".

Aniuska, primera eliminada

El equipo azul sufrió la primera derrota de la temporada y, por tanto, deberían enfrentarse a la prueba de la eliminación. En esta fase del programa, para evitar su expulsión de MasterChef, tenían que hacer un plato en el que el maíz fuese el protagonista. Con diferente resultado, sería Aniuska la primera eliminada de este año al cocinar el peor plato del programa.

No será la última en abandonar las cocinas. Dentro de siete días otro de sus compañeros vivirá la misma experiencia, pero de una forma diferente. El tercer programa de la cuarta temporada de MasterChef estará marcado por el abandono de uno de las aspirantes a mejor cocinero amateur de España. Uno de ellos no soportará la presión del concurso y se irá el día que cocinarán para 200 militares de la UME y Carlos, último ganador, volverá a pisar los estudios de TVE.