Oratoria desde Cela con sentimiento que convence y emociona

El CEIP A Torre-Cela gana el tercer Torneo Escolar de Oratoria de la Fundación Barrié

Las emotivas palabras de Enzo Alonso.

Cedido

La sede de la Fundación Barrié en A Coruña acogió ayer la final del II Torneo de Escolar de Oratoria, donde estuvo representado el colegio A Torre de Cela. El centro educativo bueués se proclamó campeón en una de las dos categorías con un discurso emocionante y conmovedor sobre la lucha contra el cáncer.

La Real AcademiaEspañola define la oratoria como el “arte de hablar con elocuencia” para comunicar de manera eficaz, convencer, persuadir o conmover. Todo esto lo consiguió ayer el CEIP A Torre de Cela en la fase final del III Torneo Escolar de Oratoria (TEO) de la Fundación Barrié. El alumnado de Bueu ganó el primer premio en una de las categorías del concurso. Y lo hizo con un discurso en la prueba llamada “minuto de oro” lleno de emoción y sentimiento, que además del aplauso fue capaz de arrancar las lágrimas de al jurado y a todo el público. El joven Enzo Alonso contó la lucha de su madre y de su familia contra el cáncer de mama. Una pelea de la que dijo que “a pesar de que nos faltan por librar unas cuantas batallas más saldremos victoriosos”.

El TEO se divide en dos categorías: la primera para alumnado de 3º y 4º de Primaria y la segunda para 5º y 6º de Primaria. A principios del mes de marzo se celebró una primera fase clasificatoria, en la que hasta 17 equipos consiguieron clasificarse para la final celebrada ayer. El colegio de Cela logró la clasificación en ambas categorías, aunque solo en la segunda alcanzó el pase a la última ronda o minuto de oro.

Uno de los grupos del colegio de A Torre-Cela ayer en el Torneo Escolar de Oratoria de la Fundación Barrié, en A Coruña.

Uno de los grupos del colegio de A Torre-Cela ayer en el Torneo Escolar de Oratoria de la Fundación Barrié, en A Coruña. / Fdv

Durante la mañana los equipos se enfrentaron a diferentes y divertidos retos como enseñar un talento a la audiencia, improvisar una historia a partir de una serie de imágenes o defender un personaje frente a otro. En el caso del alumnado de 5º y 6º de Primaria de A Torre les tocó defender a Barbie frente a Kent. A la hora de desarrollar una ucronía [una reconstrucción histórica hipotética realizada a partir de la supresión de un hecho relevante] imaginaron cómo sería el mundo si no se hubiese inventado nunca la bomba atómica.

Cada equipo estaba formado hasta siete chicas y chicos y después de las pruebas de la mañana solo tres conjuntos de cada categoría pasaban a la gran final de la tarde. El colegio A Torre de Cela consiguió clasificarse en la segunda, con la mejor puntuación entre los participantes: 308 puntos.

La prueba del "minuto de oro"

La prueba final o minuto de oro era un discurso sobre un tema libre, que tenía que defender uno de los integrantes del equipo y con un tiempo máximo de entre 5 y 7 minutos. El de de Cela estaba formado por Enzo Alonso, Xoel Pena, Mara Durán, Fernando Fernández, Daniela Pazó, María Illana y Carla García. Todos estuvieron de acuerdo en que quiende debía hablar era Enzo Alonso.

El joven tenía preparado y ensayado un texto marcado por lo que él denominó como “el día del boom”: el día en el que sus progenitores le explicaron, con solo 5 años, que su madre tenía cáncer de mama.

Los escolares de Cela celebran ayer su premio en el Torneo Escolar de Oratoria de la Fundación Barrié en A Coruña.

Los escolares de Cela celebran ayer su premio en el Torneo Escolar de Oratoria de la Fundación Barrié en A Coruña. / Fdv

El chico contó cómo vivió en primera persona ese primer embate de la enfermedad, cómo lo superaron hasta que “los muros de mi fortaleza familiar volvían a lucir altos e inquebrantables” y cómo el cáncer volvió unos años después. “Voy al cole y en ocasiones no me apetece jugar y quiero estar solo, en otras el miedo y la tristeza me pueden. Y a pesar de no querer llorar delante de mis compañeros, no lo puedo evitar y lo hago”, contó ayer. También relató cómo hablar de lo que sucede a su alrededor le ayuda o incluso del efecto terapéutico del fútbol. “Hace que no piense en nada, la verdad es que es curioso cómo darle patadas a una pelota puede llegar a ser tan sanador”, reflexionó.

"Mami ya sueña, ya quiere viajar, ya está recuperando la ilusión"

Enzo Alonso comparó todo este proceso con una guerra y un camino que “está lleno de pequeñas luchas que debemos ir librando entre todos, porque nosotros, los que estamos al lado de mi madre, somos también luchadores”. Y en toda guerra se ganan y pierden batallas, pero la victoria parece cercana. “Aún nos faltan por librar algunas batallitas más, la de la quimio está ganada desde hace unos días y esa ha sido una victoria importante. Mami ya sueña, ya quiere viajar, ya está recuperando la ilusión...”, decía.

Esa “mami”, que se llama Sonia y que no sabía absolutamente nada del discurso que estaba preparando Enzo, estaba entre el público y la amplia comunidad educativa del colegio de Cela que ayer viajó hasta A Coruña. “Estoy seguro de que a pesar de que nos faltan por librar unas cuantas batallas más saldremos victoriosos. La de hoy también ha sido importante porque ha podido venir a verme y eso es toda una victoria, ¿no?”, concluía antes de pedirle que “no te rindas porque nos quedan por vivir muchos momentos maravillosos”.

Con tanta emoción, sentimiento y el amor verdadero y sincero por una madre era imposible no ganar.

El discurso íntegro de Enzo Alonso en el Torneo Escolar de Oratoria

Los datos aportados por la Sociedad Española de Oncología concluyen que en España padecerán cáncer una de cada tres mujeres y uno de cada dos hombres a lo largo de su vida. El cáncer es una de las enfermedades en aumento en nuestro país.

Hola, soy Enzo y esta es mi historia. Una historia que espero ayude a otras personas que están pasando por esta experiencia, de inspiración para otras que la van a pasar y como tributo a los que lucharon y desgraciadamente no siguen aquí con nosotros para hablarnos de su lucha.

Todo comenzó para mí hace muchos años, cuando mi única preocupación era encontrar el juguete preferido y matar las horas jugando y jugando sin parar. Sentía que nada ni nadie podía atravesar esa fortaleza que me protegía de los peligros que me rodeaban. Pero a pesar de todo algo me llamaba la atención: las idas y venidas de mis padres al médico. No es que estuviera muy atento yo a esas cosas, pero de repente veía que eso se repetía más de lo habitual.

De repente llegó el día, el día del BOOM. El día en que me invadió un miedo que hasta el momento no había sentido nunca. Un miedo extraño porque no era el mismo que sientes cuando apagas la luz por la noche. Es un miedo que te paraliza, no te deja moverte, se te seca la boca y la garganta y tus ojos se llenan de lágrimas.

Ese día mis padres llegaron a casa y me dieron la noticia, pronunciando esa palabra tan fea: CÁNCER. Sí, mi madre tenía cáncer.

Tres ideas aparecieron en mi cabeza:

-El cáncer es incurable

-Mi madre se va a morir

-¿Qué voy a hacer sin mi mamá?

Sí, fue duro pero tenía cinco años y a esa edad eres consciente de la situación. Pero los acontecimientos son fugaces y, aunque hubo momentos duros, mis padres se encargaron de llevarlo de tal forma que yo no volviera a recordar la lucha que estaban librando en mi casa.

Pasó el tiempo y el cáncer llegó a ser un recuerdo lejano que cada vez se desvanecía con más fuerza. El dueño de mis miedos volvía a ser el monstruo que se escondía debajo de mi cama cuando apagaban la luz de mi cuarto.

Pero cuatro años después, cuando ya todo era muy lejano y los muros de mi fortaleza familiar volvían a lucir altos e inquebrantables un bulto de grasa volvió a agrietarlos. Los médicos aseguraban que no tenía importancia, pero sí que la tenía. Comenzamos de nuevo.

Cuando me dan la noticia algo estalla en mi cabeza. Aparece una palabra nueva: QUIMIOTERAPIA. Un veneno, según mi madre.

Veo a mi madre superdeprimida, llorando todo el día, dice que se va a morir. Mi mundo se derrumba y no encuentro una salida y me dejo arrastrar por el caudal de la depresión. ¡Mamá te estoy perdiendo!

Lloro y lloro, barreno mucho y no encuentro consuelo. Voy al cole y en ocasiones no me apetece jugar y quiero estar solo. En otras, el miedo y la tristeza me pueden y a pesar de no querer llorar delante de mis compañeros no lo puedo evitar y lo hago. Pero hablar me ayuda, contarlo me ayuda. Aunque ellos no me comprenden, me escuchan. Otra de las cosas que también me ayuda es el fútbol, una de mis pasiones. Hace que no piense en nada, la verdad es que es curioso como darle patadas a una pelota puede llegar a ser tan sanador.

Mamá me habla de sus tratamientos y de sus citas médicas. Somos un equipo. Cuando ella no tiene fuerzas mi padre y yo sacamos toda la artillería pesada y nos ponemos en marcha para remontar la situación. Se habla mucho de que las personas que tienen cáncer son unas luchadoras. Sí, es cierto. Cada día y cada dificultad es una batalla y este camino está lleno de pequeñas luchas que debemos ir librando entre todos. Porque nosotros, los que estamos al lado de mi madre, somos también luchadores. Algunos días sentimos que perdemos alguna batalla porque las fuerzas nos fallan. Pero sé que con mi ayuda y la de mi padre vamos a ganar esta guerra. De momento, poco a poco, vamos ganando esas batallas y hemos aprendido a darle la vuelta a las malas situaciones y a remontar en las que tenemos perdidas.

Aprendes a convivir con los picores, con las duchas calientes, con sus tristezas, con sus miedos… Pero sabemos que esto lo vamos a superar juntos. Piedra a piedra vamos construyendo el muro de nuestra fortaleza de nuevo. A veces se nos cae alguna parte, pero entre todos sacamos fuerzas y nos metemos en faena. Sabemos que mamá no acepta un no por respuesta.

A pesar de que aún nos falta por librar algunas batallitas más la de la quimio está ganada desde hace unos días. Esa ha sido una victoria importante. Mami ya sueña, quiere viajar, ya está recuperando la ilusión porque sabe que hay esperanza. Y cuando la pierde le recuerdo que es la madre más guapa del mundo aunque no tenga pelo y le doy toda mi energía. Estoy seguro de que a pesar de que nos faltan por librar unas cuantas batallas más saldremos victoriosos.

La de hoy también ha sido importante. Porque ha podido venir a verme y eso es toda una victoria, ¿no? Por eso me vais a permitir regalarle este discurso y decirle todo lo que la quiero y animarla a seguir. Porque mamá, eres mi heroína. No te rindas porque nos quedan por vivir muchos momentos maravillosos.

¡Te quiero mamá!