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Adiós (o hasta luego) a un emblema de Cela

El Restaurante Iglesario echa el cierre el próximo miércoles después del trabajo de cinco generaciones

Marina Ferradás y Manuel Campos junto a sus hijos Gustavo y Nuria. Archivo familiar

Son días de fiesta en la parroquia de Cela, en Bueu. El vecindario celebra a la patrona en el entorno de la iglesia románica de Santa María y del Eirado de Cela. En este lugar hay un sitio de parada obligada: el Restaurante Bar Iglesario. Un local que está a punto de cerrar después del trabajo de al menos cinco generaciones, con unos orígenes y actividad comercial que se remonta hasta finales del siglo XVIII. Estanco, ultramarinos, taberna, bar, restaurante... y sobre todo un lugar de encuentro obligado para muchos vecinos y para los querían disfrutar de una comida tradicional y de calidad. Seguro que se le echará de menos

Fue tienda de ultramarinos, estanco, taberna, bar, restaurante... Después de una larga historia que se puede rastrear hasta finales del siglo XVIII el Restaurante Bar Iglesario de Cela, en Bueu, apagará los fogones y echará el cierre el próximo miércoles. Sus responsables, Marina Ferradás y Manuel Campos, se tienen bien ganada la jubilación después de atender y servir a miles y miles de clientes con un denominador común: es imposible salir de este restaurante sin el estómago satisfecho y bien agradecido.

Marina Ferradás y Manuel Campos, detrás de la barra, con sus nietas y nieto. | // Archivo familiar

Este emblemático local está situado justo detrás de la iglesia románica de Cela, en un espacio recogido y privilegiado. La última gran reforma se acometió en el año 1993 y se conservaba una piedra de la edificación original, que databa su construcción en la década de 1780. “Siempre hubo actividad comercial, ya fuese como ultramarinos o como estanco”, explican desde la familia. Lo del estanco es importante. Hoy en día para muchos el local es “A de Campos”, pero el sobrenombre original y más antiguo con el que se conocía el establecimiento y a la familia era el “estanqueiro”.

Una foto de la década de 1980 en la taberna. De izquierda a derecha: Luisa Entenza, Pepe Ferradás –los padres de Marina–, Marina Ferradás y su abuela, señora Gumersinda. | // Archivo familiar

El negocio se fue heredando de generación en generación de la familia Entenza Pastoriza –hay constancia de al menos cinco generaciones– y sus actuales responsables lo asumieron hace ya 45 años, allá por 1977. Marina Ferradás Entenza cogió las riendas después de que su tía Amelia decidiese abrir junto a su marido, Manuel Novo, el conocido “Lambedeiro do Viño”, en el centro de Bueu. Marina y su marido Manuel, que compagina el trabajo en el restaurante con el taxi, comenzaron comprando el vino, especialmente el tinta femia de Cela, a muchos vecinos y cosecheros de la parroquia.

A partir de la década de 1980 el local se convirtió en un punto de encuentro obligado para pandillas y grupos de amigos de Bueu, Cangas y Moaña, que acudían a degustar el tinta femia acompañado de alguna tapa y pescado asado.

Marina Ferradás en la cocina, amasando una empanada. | // Archivo familiar

El pescado es precisamente una de las grandes especialidades del Restaurante Bar Iglesario, que poco a poco fue incorporando más productos y especialidades a su carta. La actividad de bar y restaurante convivió durante muchos años con la de ultramarinos, lo que de alguna manera mantenía el vínculo con los orígenes del establecimiento. Incluso después de la reforma de 1993 se mantuvo el ultramarinos, que se clausuró definitivamente en el año 2000. “Se decidió cerrarlo y ampliar el local con un nuevo comedor”, explican. Y es que con el paso de los años la clientela fue en aumento, con vecinos de fuera de la comarca y con muchos visitantes y turistas atraídos por la cocina tradicional y de calidad que ofrece.

El Restaurante Iglesario es uno de los escasos locales públicos de la zona, lo que unido a su merecida fama, le sirvió para convertirse en lugar habitual de reunión para vecinos, comisión de fiestas, comuneros y colectivos sociales. En los últimos años es incluso la sede de la activa Peña Bueu Celeste.

Una celebración familiar en la taberna, hacia la década de 1980.

La parroquia de Cela está este fin de semana en fiestas y son los últimos días para poder disfrutar del Restaurante Iglesario. Está por ver si es un adiós definitivo o si alguien en el futuro decide coger el testigo y volver a encender la cocina. Por si acaso, los que lo quieran probar una última vez tienen hasta el miércoles. Pero que no vayan el martes, que es día descanso.

¡Avisados quedan!

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