Tras encarnar a Jesucristo en la representación de la Pasión en la Semana Santa pontevedresa y al rey Gaspar en la cabalgata de la ciudad y, en varias ocasiones, para visitar en sus casas a los niños que no podían acudir por estar enfermos, Juan García Lorenzo se ha convertido ahora en “sacerdote” accidental. Este pontevedrés de 64 años colabora desde el pasado mes de enero con la iglesia de San Martiño de Vilaboa, oficiando la celebración de la palabra tres domingos de cada mes y ayudando al párroco titular, Ángel Tabarés, el último.

Juan García, oficiando la celebración, ayer. | // RAFA VÁZQUEZ

Este profesor de Religión del IES Sánchez Cantón, y fundador y director del grupo de teatro Arume, llegó a Vilaboa casi por casualidad. “El párroco, don Guillermo, cayó enfermo y me pidieron que le ayudara. Desde enero estuve echando una mano y después, cuando falleció en el mes de marzo, seguí colaborando con la iglesia a petición del vicario”, explicó el propio Juan García tras la misa y posterior procesión del Sagrado Corazón que se celebró ayer en el atrio de la iglesia.

La concejala, oficiando en Santa Cristina de Cobres. | // GUSTAVO SANTOS

Era último domingo de mes y, por tanto, tendría que haber oficiado misa el párroco, Ángel Tabarés, pero había primeras comuniones en otra iglesia de Vilaboa y no podía faltar. Y es que este sacerdote tiene a su cargo cinco parroquias de la zona: San Martiño, Domaio, Figueirido, San Adrián de Cobres y Santa Cristina de Cobres. Precisamente en esta última también colabora una seglar, la concejala María Canosa Otero, que desde el 19 de diciembre oficia la lectura de los Evangelios.

Canosa, al igual que Juan García, empezó con esta labor ayudando al párroco Guillermo Campos cuando cayó enfermo y se tuvo que ausentar de la práctica totalidad de los actos religiosos. Curiosamente, ninguno de los dos se limita a la celebración del domingo, sino que trabajan activamente en sus respectivas parroquias. Así, la concejala del PSOE ha oficiado también las celebraciones de Navidad, Año Nuevo y Reyes, mientras que el profesor ha organizado viacrucis los viernes de Cuaresma y el triduo al Cristo de la Piedad.

Cierta división vecinal

Inevitablemente, entre los vecinos hay división de opiniones. La mayoría ha recibido a Juan García con los brazos abiertos, ya que gracias a su colaboración pueden celebrar misa todos los domingos. De hecho, cuentan que cuando el párroco Guillermo Campos enfermó, una religiosa del municipio iba los domingos a rezar el rosario. Sin embargo, al ser ya una persona muy mayor, el vicario episcopal de Pontevedra, Calixto Cobo, consciente de esta situación, contactó con Juan García –al que conoce personalmente porque también colabora en varias parroquias e iglesias de la Boa Vila– para que echara una mano en San Martiño mientras Campos no se pudiese reincorporar. El fallecimiento del párroco, muy querido en Vilaboa, ha dejado la situación un tanto en el aire mientras se busca una solución mejor dentro de las posibilidades.

Así, también hay algunos vecinos a los que no les gusta que oficie una persona que no está ordenada sacerdote. En este sentido, el propio Juan García y los vecinos que acuden a misa todos los domingos, y que se encargan de la limpieza y de adornar el templo, quieren dejar claro que él solo se hace cargo de los actos religiosos que puede conducir un seglar, en ningún momento realiza labores que no le corresponden, siendo, por ejemplo, el párroco titular, Ángel Tabarés, el que consagra y el vicario, Calixto Cobo, el que toma determinadas decisiones relacionadas con el funcionamiento de la parroquia. Aún así, casi todos los vecinos sí que están de acuerdo en que Vilaboa necesita más sacerdotes para poder celebrar los diferentes actos litúrgicos con normalidad.

Una concejala del PSOE oficia en Santa Cristina de Cobres

La falta de sacerdotes en Vilaboa ha provocado que la de San Martiño no sea la única iglesia en la que oficia un seglar. En la de Santa Cristina de Cobres colabora la concejala del PSOE María Canosa Otero que, desde el 19 de diciembre, oficia la lectura de los Evangelios tras la ausencia por enfermedad del párroco, Guillermo Campos, fallecido el pasado mes de marzo.