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El castro de Domaio carece de acceso directo y Moaña trabaja en una vía para poder asumirlo

La maleza afecta el empedrado de entrada, una de las estructuras más importantes descubiertas. | G.N.

Las excavaciones arqueológicas que la Consellería de Infraestruturas acometió en el yacimiento castreño de Montealegre, en Domaio, han concluido hace casi dos años. Desde entonces el poblado no puede ser visitado de forma oficial y no ha sido abierto al público ante la falta de convenio entre Xunta, Concello y comuneros de Domaio. En noviembre la Axencia Galega de Infraestruturas (AXI) se desmarcó de la opción de un acuerdo a tres bandas y optó por ofrecer al Concello la titularidad total de los terrenos, tras segregar tanto la parcela sobre el túnel de la autovía como la que ocupan las estructuras y muros de la Edad de Hierro excavados en su día. El bipartito, aunque acogió con recelo una opción que le obligaría a asumir todo el coste del mantenimiento, está estudiando las opciones para asumirlo y poder hacer visitable este importante legado de la Moaña del cambio de era (I a.C-I d.C.). De todas formas, se encontró con un gran escollo: La falta de accesos.

Si bien desde el vial de subida a San Lourenzo es necesario atravesar la explanada del Mirador da Fontenla, de titularidad comunal, entre los indicativos y arcos de entrada al yacimiento y la llegada al mismo hay que atravesar varios terrenos particulares. El bipartito local ya trasladó este problema a la Xunta.

En los últimos meses la alcaldesa, Leticia Santos, y representantes de su gobierno se han reunido con la directiva de los Comuneros de Domaio con los planos de los terrenos que la Xunta pretende desafectar para que pasen a manos del Concello. Fue entonces cuando comprobaron que la llegada al yacimiento implica pasar por otras parcelas particulares. “Para aceptar el castro, antes tenemos que resolver los accesos. No podemos asumir unos terrenos aislados que no podamos hacer visitables ni entrar para su mantenimiento”, indica la regidora. Para ello intentarán contactar con los propietarios de los terrenos de la cara sur del yacimiento.

Por otro lado, los comuneros llevarán a su asamblea la cesión del uso como paso por A Fontenla, para facilitar que el yacimiento sea visitable. Y es que los vecinos de Domaio son conscientes del esfuerzo de muchos particulares y de las administraciones para salvar un yacimiento que estaba condenado a la destrucción con la ampliación del Corredor y su conversión en Autovía. De hecho, todos los conductores de O Morrazo asumieron, durante meses, un corte de la principal arteria de comunicación con Vigo, para que la Xunta acometiese una pionera ampliación desde el interior del túnel de Montealegre y así salvar el yacimiento.

Paralelamente al problema de los accesos, el Concello estudia las consecuencias que le implicará asumir los terrenos a nivel de gasto y de trabajo de personal dedicado al mantenimiento. Y es que trabajar, por ejemplo, sobre el túnel, puede llegar a implicar cortes del tráfico con la obligación de solicitar permisos a Infraestruturas y también a Patrimonio para cada actuación de limpieza. “Nuestra prioridad es poner en valor el yacimiento histórico y que pueda ser visitado por los vecinos, por eso queremos tener claro que lo podemos asumir. Sería poco responsable asumirlo sin poder mantenerlo”, advierte la alcaldesa.

Maleza

A pesar que con la última excavación y señalización de la zona la Xunta acometió una importante limpieza de la maleza y retirada de árboles foráneos como eucaliptos, en estos dos años sin mantenimiento la situación empeoró mucho y la maleza tomó gran parte de las estructuras de vivienda excavadas. Eso sí, en su ofrecimiento de cesión gratuito, la AXI se compromete a desafectar el terreno después de acometer una nueva limpieza para dejarlo listo, tal y como reconocen desde el bipartito.

Cinco viviendas y más de 20.000 piezas de valor histórico

La excavación del Castro de Montealegre financiada por la Xunta antes de desdoblar el Corredor y la posterior puesta en valor tras salvar el yacimiento –en este caso con una inversión de 280.000 euros– permitieron sacar a la luz las estructuras excavadas por Antón Losada Diéguez en 1925 y las realizadas en el año 2016 por el arqueólogo Miguel Vidal. En total son cinco estructuras de viviendas y almacenes además de un llamativo empedrado de acceso al núcleo del poblado, que se encontró prácticamente intacto. Más allá de las estructuras, aparecieron hasta 20.000 piezas de valor histórico, entre las que destacan una escultura antropomorfa de unos 60 centímetros de altura; anzuelos de bronce y distintos restos de cerámica. En la última puesta en valor se limpiaron y señalizaron los petroglifos del entorno, mucho más antiguos. Todo el complejo acumula meses cerrado por la falta de acceso y de un convenio entre las partes.

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