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Xosé Manuel y un año

Familiares y amigos rendirán hoy homenaje al fallecido alcalde de Cangas en el cementerio de Coiro con una ofrenda floral

Tal día como hoy, hace un año, fallecía Xosé Manuel Pazos, alcalde de Cangas, entre otras muchas virtudes. Lo había atrapado el cáncer del que escapaba desde hacía tiemo. La enfermedad no le quitó el sentido de humor y siempre se mostró muy positivo, seguro de que saldría adelante, por muy feo que se lo pintaran. Uno está convencido de que murió sin saber que moría. Se había acostumbrado ya al trasiego del hospital que hasta allí trasladó su oficina su último día.

El cáncer le llegó al finalizar su primera etapa como alcalde. Había logrado un sueño que poco sospechábamos. Siempre metido en otras veleidades, supusimos que denostaba la solemnidad de la Alcaldía, que prefería una escena más abierta, donde su magistral dialéctica pudiera lucir. Descuidamos aquello de que en política el cargo más importante es de alcalde, más que el de presidente del Gobierno. Y por eso luchó. En 2017 estrenaba nuevo cargo político y abandonaba la escuela, nunca la docencia. Recuerdo como le explicaba a un funcionario la diferencia entre esfuerzo y trabajo. Decía que en lo primero se podía hacer mucho empeño, pero no siempre significaba trabajo. “Ti podes intentar todo un día mover unha parede. Farás moito esforzo, pero ningún traballo”. Esta explicación la recordaba el propio funcionario la semana pasada. En el Concello de Cangas se le echa de menos. Sin entrar en comparaciones que nunca vienen al caso y que son innecesarias para resaltar la figura de Xosé Manuel Pazos. ¡Cómo no hacerlo! Era un hombre que andaba a gusto entre las bambalinas de la casa consistorial, que llevó mal la desunión de la izquierda en Cangas, por mucho que algunos le culpen de esta circunstancia.

Se midió a la Xunta por culpa del área metropolitana de Vigo, compartiendo de nuevo viaje con Abel Caballero, con el que se había ido de campaña electoral en 1997 en una jugada que le costó una sanción de Julio Anguita, nunca bien explicada por Xosé Manuel Pazos. Cada vez que se le preguntaba por ella reía.

Hoy, en el cementerio de Coiro, habrá una ofrenda floral para recordarle.

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