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Día Mundial de la Diabetes

La historia de Pablo, un niño moañés alérgico a los dispositivos electrónicos

Su padre, David Vidal, relata los cinco años de dura pugna con la diabetes

Pablo Vidal en la playa. D.V.

"Pablo debutó el 19 de junio de 2016, digamos que un momento de transición a nivel tecnológico, pues convivían las mediciones capilares como único medio de control, con los sistemas MCG (Medidores Continuos de Glucosa). El momento del debut no cambia, independientemente de la fecha o época que se produzca; el mazazo psicológico que se lleva la familia siempre será el mismo, ahora y siempre. Lo que sí que cambian, y mucho, son los medios de que se dispone para afrontarla.

Desde el debut de Pablo hasta hoy, el desarrollo tecnológico fue fulgurante y, en menos de cinco años, lo que ahora es la norma antes era la excepción, pues actualmente la mayoría de las personas con diabetes tipo 1 usan algún dispositivo electrónico, sino varios (como la combinación de bomba y sensor asociado), para el control de su diabetes.

El caso de Pablo, en cuanto a uso de estos sistemas ha sido muy especial, por desgracia, difícilmente igualable. Empezó usando el Freestyle Libre, porque su coste, de 60€ euros cada dos semanas, era el que nos podíamos permitir. El precio de Dexcom, por ejemplo, era del triple. El problema del Libre I es que era un sistema Flash y no un MCG propiamente dicho, por lo que no es válido para un niño de corta edad.

Los motivos son muchos, pero me eternizaría si los tuviese que contar. Entre todos esos handicaps, el principal es el de la ausencias de alarmas, lo que te obligaba a poner despertadores cada dos horas por las noches, o cada menos, si tu hijo tenía glucemias inestables.

Guardian Connect:

Pablo desarrolló una hipersensibilización por contacto a uno de los componentes del adhesivo del Free (un isobornil acrilato), lo que le provocaba quemaduras en la piel. Se hizo imposible seguir usándolo y nos cambiamos a este MCG. Su precio eran 180 euros al mes, y aunque los sensores eran un poco delicados, sobre todo con el agua salada del mar, fue una mejoría. Lo usó durante un año porque los contratos con el laboratorio tenían esa duración. Los últimos meses fueron un calvario porque también desarrolló una sensibilización a sus adhesivos.

Dexcom G4, Dexcom G5 y Dexcom G6:

Durante el siguiente año pasamos por el uso de esos tres tipos de sensores. Los conseguíamos pujando por ellos en Ebay porque los contratos con Dexcom de forma oficial tenían un precio prohibitivo. En otros países, Dexcom vende directamente; en España lo hace a través de un intermediario, lo que hace que los precios de sus sensores sean mucho más caros que en otros países. En todo caso, Pablo también desarrolló una sensibilización a los cianoacrilatos que contenían esos sensores, por lo que el manejo de su diabetes se complicó, casi exponencialmente, conforme pasaban los meses. Yo, como padre, tenía que elegir el sitio donde colocarle el sensor en una piel llena de llagas producidas por las quemaduras y que no tenían tiempo a sanar. Psicológicamente fue la peor época de mi vida, es complicado describir lo que sentía cada vez que le ponía un sensor. Al final, decidimos volver a las punciones capilares, hasta que un día tuvimos un susto (una hipoglucemia repentina que hizo que se cayera seminconsciente delante de nuestras narices) y nos dimos cuenta de que la situación se volvía insostenible.

Eversense:

Fue la solución a los problemas de piel de Pablo. El inconveniente es que tiene que pasar por quirófano cada seis meses para una sencilla operación, que también le deja, claro, cicatrices en la piel, pero ya no es lo mismo. También hay que decir que este sistema no tiene el grado de exactitud de los que usan como reactivo la encima glucosa oxidasa.

Este sería el resumen desde que la diabetes hizo acto de presencia hace cinco años, de manera tan abrupta como es habitual en ella, en nuestras vidas. Tuvimos altibajos tanto físicos como psicológicos,  pero ahora estamos en nuestro mejor momento y, lo más importante, Pablo hace una vida completamente normal”.

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