Primero llegó a las lonjas y a continuación al lugar más esperado: los platos. La centolla gallega está de vuelta después de una veda de cuatro meses, que para muchos “amigos de los crustáceos” se ha hecho eterna. Aún así, la demanda en estos primeros días es tímida. Los restaurantes esperan que vaya en aumento a lo largo de los próximos semanas, a medida que se vayan concretando comidas y cenas de empresa típicas de estas fechas, donde este marisco siempre es una de las opciones preferidas. “Ahora mismo una centolla de un kilo puede costarle al cliente entre 30 y 35 euros el kilo. Pero cuando se acercan las navidades a nosotros nos llegan a pedir en el mercado 40 o 50 euros, un coste que no puedes trasladar totalmente al consumidor”, explica desde el restaurante Nordés, en Bueu, Carlos Novas.
Este establecimiento, como muchos de la comarca, solo trabaja con marisco gallego y de temporada. “Es un concepto de negocio, trabajar con producto de la zona y darle rendimiento”, explica Novas. Durante los últimos días ya se percibe un interés por parte de los clientes, que al conocer que la veda del crustáceo tocaba a su fin preguntaban y empezaban a realizar las primeras reservas.
Las expectativas para estas fechas son favorables, aunque la opinión difiere según los establecimientos. “Hay gente que te pide un presupuesto por 20 euros por persona y con eso poco puedes ofrecer”, señalan alguno de los restaurantes en la propia Praza Massó de Bueu. Pero en general se percibe que “la gente está más animada, se la ve con ganas de gastar en función de sus posibilidades”.
En restaurantes como Nordés constatan que este año hay mucha centolla y de mucha calidad. “Todo el producto que compramos el primer día es de gran calidad. Siempre hay alguna que viene un poco floja de carne y que intentas aprovechar para empanada u otros platos, pero este año todas están muy buenas”, asegura Carlos Novas. Una apreciación que coincide con las impresiones de la propia flota después del primer día de la campaña del crustáceo.
Operativo Gardacostas
Antes de finalizar la veda el Servizo de Gardacostas de Galicia puso en marcha en las provincias de Pontevedra y A Coruña una serie de inspecciones para verificar su cumplimiento lo que, entre otras acciones, supuso la intervención de buzos para verificar que se cumplía con la normativa y velar por la protección del recurso.
El operativo incluyó el decomiso de 150 kilos de centolla obtenidos de “forma irregular”, su devolución al mar y la incautación de más de 400 nasas. Una de las intervenciones más importantes se registró en los puertos de Tragove (Cambados) y O Grove. Pero también hubo incautaciones de menor importancia en puertos de la comarca de O Morrazo, como Meira y Bueu.
En conjunto, el Servizo de Gardacostas de Galicia requisó 670 kilos de diversas especies de pescado y marisco, unos 550 útiles de pesca y más de 1.500 metros de artes de enmalle.
