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Socorristas de Rodeira piden a los bañistas salir del mar por arroaces

Los profesionales advierten del peligro que es nadar con ellos | Uno de los mamíferos casi queda varado el lunes en la punta

Bañistas de Rodeira observan desde la arena el paso de arroaces, tras la alerta de los socorristas. | // F.G.S.

No son tiburones ni orcas, pero los arroaces, aunque son de la familia de los delfines, en concreto de la especie delfín mular, unos cetáceos que no suelen atacar al hombre, sí pueden llegar a suponer un peligro para los bañistas, sobre todo cuando viven salvajes y están muy próximos. El tópico de que juguetean no es cierto en muchas ocasiones y pueden ser peleas entre los miembros de una manada por lo que las personas que están cerca pueden sufrir un coletazo del mamífero con muchas toneladas de presión. Los socorristas lo saben bien y por eso ayer los profesionales del puesto de salvamento de la playa de Rodeira, en Cangas, advirtieron por megafonía por la mañana a los bañistas que salieran del mar por precaución ante la presencia de un delfín de esta especie muy cerca de la orilla.

Los socorristas confirmaron que era la tercera vez esta temporada que habían tenido que mandar desalojar la zona de baño por la presencia de estos delfines. Comentaban que si bien ayer era uno solo el que “jugueteaba” por las aguas de la playa de Rodeira, el día anterior había una manada con sus crías y que incluso un par de ellos llegaron casi a varar en la arena, en la punta final de Rodeira. “Cuando van con sus crías se vuelven más peligrosos. Nuestro trabajo es avisar a los bañistas para que desalojen la zona de baño”.

Uno de los socorristas que los avistó manifiesta que ven a este tipo de delfines casi todos los días, que acostumbran a aparecer al mediodía, cuando regresan los barcos a puerto con el pescado fresco. “Acostumbran a seguirlos y después se meten en el muelle, alguno queda “jugueteando” en la zona donde desemboca el río Bouzós”. Es cierto que este verano se ven con más frecuencia, sobre todo en manada, cuando antes su presencia era más esporádica e individual.

Por suerte, hasta la fecha no hubo que lamentar incidentes, a pesar de que el lunes la presencia de estos animales casi en el arenal sí que hizo temer a los socorristas de la playa de Rodeira. De momento, los desalojos se están llevando a cabo también sin provocar demasiado estrés entre los bañistas. Para muchos turistas, la presencia de estos cetáceos es un aliciente más, incluso acuden a Rodeira provistos de prismáticos y cámaras para captar imágenes.

Dársena

La presencia de estos delfines es bastante habitual en la dársena del puerto de Cangas y frente a Rodeira, a donde suelen acudir en busca de alimento siguiendo un banco de peces. En estado salvaje, estos delfines viven en grupos de hasta 10 o 12 individuos. Como otros delfines, se sirven de un sistema de ecolocalización para localizar su alimento y, a menudo, cooperan entre ellos para acorralar a sus presas. Frecuentemente surcan la estela dejada por los barcos y, a veces, se acercan a los nadadores y los dejan jugar con ellos, aunque los investigadores de mamíferos marinos siempre han advertido de los peligros que supone confiar en ellos, ya que se trata de animales salvajes.

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