Los vecinos de Moaña que pasaron ayer por la parte alta de O rosal, por el entorno del cuartel de la Guardia Civil, mostraron sus sorpresa por la situación de un coche, un Fiat Bravo oscuro, que estaba estacionado frente al propio cuartel. Se encontraba acordonado, con una de las ruedas traseras inmovilizadas por un cepo y con una piedra sosteniendo la parte delantera.

Se trata de un vehículo que los agentes del destacamento de la Guardia Civil moañesa recogieron en la autopista AP-9, tras localizarlo en un arcén averiado y supuestamente abandonado.

Los hechos ocurrieron durante el mediodía del viernes, cuando los agentes recibieron un aviso del coche parado en la AP-9, a la altura del municipio de Vilaboa. El coche se detuvo cuando circulaba en dirección a Vigo a unos 500 metros de la salida hacia la estación de servicio de San Simón. La sorpresa fue mayúscula cuando los agentes comprobaron que en la parte trasera del vehículo se acumulaba un alto número de metros de cable de cobre.

Presuntamente los dueños del coche habrían robado este cable en algún punto de la geografía gallega y se disponían a vender el cobre de forma clandestina en Portugal, pues el turismo tiene matrícula portuguesa.

La Guardia Civil realizaba ayer indagaciones para tratar de determinar la identidad de los dueños del vehículo y saber si tienen antecedentes por robo de cable de cobre. Para ello trabajan en colaboración con la policía lusa.