La Cofradía de la Misericordia es la que se encarga de sacar en andas la imagen de San José. Salió ayer de la excolegiata con buen tiempo y recorrió la calle Real y Eduardo Vincenti para rodear la Alameda Vella y volver al templo. Tras una larga misa, la procesión salió aún cuando el cielo aún sonreía en este último día de invierno. No había alrededor de la excolegiata demasiado anhelo por participar en la procesión y el mercadeo de velas era menor que en las grandes procesiones de Semana Santa.

Antes de que se hiciera de noche la imagen de San José salía escoltada por dos filas de fieles (una a cada lado de la calle Real) que portaban velas para alumbrar el camino que recorrería la procesión. San José lucía sus nuevos y lujosos ropajes que el pasado año confeccionó la Cofradía de la Misericordia. Delante de las andas: candelabros con velas encendidas; detrás: grandes rosas blancas. La imagen era fabulosa. Había que verla como bajaba por la calle Real llevada en andas por ocho portadores y acompañada por la banda Bellas Artes de Cangas.

San José en Cangas no es carpintero, ni tan siquiera carpintero de ribeira, de esos que hacía gamelas de las de antes para salir a faenar en bajura. No, San José en Cangas es marinero. Su bastón, de donde cuelgan peces plateados, lo demuestra. Es santo que tiene carencia por el mundo marinero. Hasta él se acercan año tras año profesionales del mar para que interceda por ellos ante la Virgen de los Dolores o el Cristo de Cangas.

Había más gente en la calle presenciando la procesión que participando en ella. Desde fuera los móviles y las cámaras digitales lanzaban sus flashes con dirección a la imagen. Pero a San José no le ciegan las cámaras. Es un santo que sabe mantenerse en segundo plano, por lo que mantuvo el paso al ritmo que marcaba la Banda de Música Bellas Artes de Cangas.

Las gentes que se había apostado en las terrazas para gozar de la buena noche de este festivo que no lo era se levantaba de las sillas al paso de la procesión en señal de respeto.

La pequeña marcha apenas tuvo descansos. El camino era escaso y el peso se compartía bien. Tardó bastante menos de una hora en regresar al templo, ya de noche.

Los actos de la Semana Santa de Cangas habían empezado y en el ambiente se rezaba para que el buen tiempo de ayer acompañe también al resto de las procesiones que saldrán en Semana Santa, no como el año anterior.