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Ricardo Iglesias y Carmen Calvar - Afectados por las preferentes

"Trabajamos en el mar como esclavos para que nos lleven nuestro dinero"

Piden a NCG la devolución de sus 225.000 euros y los intereses

"Trabajamos en el mar como esclavos para que nos lleven nuestro dinero"

El mar fue una de las principales fuentes de ganancias en la vida de Ricardo Iglesias, de 83 años, y Carmen Calvar, de 75. Reconocen que su vida laboral fue muy sacrificada, ya que incluso tuvieron que separarse durante dos años para ganar dinero en Holanda y construir el que fue su hogar familiar. Ambos realizaron múltiples trabajos a lo largo de su vida, además de ejercer de padres de tres hijos que, a día de hoy, son su máximo apoyo en la lucha para recuperar sus ahorros invertidos en preferentes de NCG. "No nos quedó otro remedio que ir al juzgado, en cuanto nos enteramos que estábamos atrapados decidimos ir al abogado y poner todo en marcha", explican.

No recuerdan la fecha en la que comenzaron a ser clientes de la entidad que hoy en día es Novagalicia Banco, ya que "tuvimos una cuenta de toda la vida, siempre confiamos en ellos". Pero esa fidelidad plena cambió radicalmente cuando decidieron reclamar su dinero para acometer unas reformas en su casa. "Nos hacían falta los ahorros, dejamos de cobrar los intereses y fuimos al banco a preguntar qué pasaba; queríamos recuperarlos pero fue imposible, estaban atrapados", rememoran. Al principio, les costó creerse que su banco "de confianza, el de toda la vida" tuviese retenidos sus 225.000 euros, unos ahorros "que se ganaron a costa de mucho trabajo y esfuerzo".

El octogenario aclara que cuando ellos descubrieron "el engaño" ya empezaban las primeras movilizaciones en Moaña. "La gente estaba muy nerviosa y nosotros conocemos a muchos afectados que están igual que nosotros", explican

A diferencia de otros afectados, Carmen Calvar y Ricardo Iglesias optaron por la vía judicial desde un primer momento. "Fuimos al abogado casi inmediatamente, ¿qué podíamos hacer", se pregunta el hombre. A sus 83 años , Ricardo Iglesias no se podía plantear estar en la calle al igual que los demás compañeros de lucha. "Mi mujer está enferma y tengo que preparar la casa, hacer la comida y todas las tareas. Además, yo padezco mucho de los huesos y no podemos estar en la puerta del banco ni en las manifestaciones, así que decidimos ir a juicio y confiar en que nos den la razón", explica el moañés afectado.

Después de la celebración del pleito, confiesan que los días pasan lentos. Quieren conocer cuanto antes el veredicto del juez para despejar las dudas sobre el futuro de su dinero. "Esperamos que la Justicia sea justa. Fuimos trabajadores y para ahorrar nuestros 225.000 euros tuvimos que luchar toda una vida como esclavos, no hay derecho a lo que nos hicieron, nos sentimos engañados y estafados", indican.

Confianza plena

Carmen Calvar asegura que la relación con Novagalicia Banco siempre fue "muy buena". "Nosotros íbamos al banco y ya sabían lo que queríamos. Siempre elegimos plazos fijos por un año, aunque con las preferentes no nos avisaron y metieron nuestros ahorros poco a poco en un producto que vencía a los siete o ocho años; nosotros no sabíamos nada de esto", matiza el matrimonio.

Su marido reconoce que la confianza en Novagalicia era plena, ya que "ellos se dirigían a nosotros para renovar los plazos, siempre creímos en su palabra". Recalcan que las declaraciones del que fue director de la sucursal central de NCG durante el juicio fueron un respaldo para su teoría, ya que "reconoció abiertamente que somos ahorradores y esa es la verdad, nosotros no sabíamos que no podíamos recuperar nuestro dinero sino nunca lo metería ahí". Ahora, lamenta una decisión que "nos costó muy cara". "¿Qué pasa si necesitamos ir a una residencia o si se rompe una tubería en nuestra casa? Después de sudar y trabajar en el mar, de tener una taberna y de estar toda la vida sacrificándonos tenemos que preocuparnos a los ochenta años de estas cosas, esto es una vergüenza", explica Ricardo Iglesias sin ocultar un punto de indignación.

Su esposa prefiere apelar a la calma y esperar a que llegue la sentencia durante las próximas semanas. "No sabemos lo que dirá el juez en nuestro caso, lo que sí sabemos es que nunca más confiaremos en un banco", sentencian.

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