En el año 1932 Antonio Massó, hermano de Gaspar y José María, se encontraba en Estados Unidos ampliando sus estudios en Monterrey, en el estado de la soleada California. Antonio aprovechó su estancia para recorrer parte del país y conocer algunos de los lugares más emblemáticos de la geografía norteamericana. Uno de ellos fue el Parque Nacional de Yellowstone, enclavado entre los estados de Wyoming, Idaho y Montana, junto a la cordillera de las Montañas Rocosas. Cuando regresó a España en su equipaje había algo procedente de ese lugar: Unas semillas de secuoya y que a su llegada a Bueu se plantaron en una finca de Beluso. Hoy, casi 80 años después, aquellas semillas crecieron hasta convertirse en alguna de las secuoyas más altas de Europa. Una de ellas alcanza los 46,6 metros de altura, lo que la convierte de manera indubitada como la más alta de Galicia y la sitúa entre las más altas de Europa. Uno de los sobrinos de Antonio Massó recuerda ahora que en aquel momento su tío se la jugó. "En aquella época estaba prohibido sacarlas de Estados Unidos, aunque él lo consiguió", cuenta.

Las semillas que Antonio Massó se trajo como recuerdo eran de la especie sempervirens o secuoya roja. Hay otro tipo llamada de secuoya llamada Sequoiadendron giganteum o gigante, aunque a pesar de su nombre las más grandes son las primeras. El lugar elegido por la familia Massó para plantar esas semillas norteamericanas fue una finca situada en la parroquia de Beluso, conocida como Forqueiros, y que llegaba hasta el entorno del Pazo de Ouril. Hoy en día el terreno está dividido en tres grandes parcelas y está atravesado por la carretera que une el polígono de Castiñeiras y Beluso, muy cerca del entorno de Sanamedio.

El grupo principal de secuoyas, que forma una avenida o alineación, se divisa perfectamente desde el propio vial y está compuesto por nueve ejemplares. Pero no son las únicas que hay en la parcela y los ojos más avezados podrán distinguir alguna más en el medio del resto de los árboles del terreno. Las dos más altas están en esa agrupación principal y alcanzan los 46,6 y los 44,8 metros. Son más altas que los ejemplares de la Granja de Valsaín, en el municipio segoviano del Real Sitio de San Ildefonso, que alcanzan los 43 metros o que cualquiera otra que haya en Galicia: La de Lourizán se queda en 43,4 metros, la de Soutomaior en 41,5 y las de Padrón, conocidas como Rosalía y Macías O Namorado, se quedan en 35 y 33 metros. Entre medias se sitúa alguna de las que quedan medio ocultas en la propia finca de Beluso, con un ejemplar de más de 36 metros.

El ingeniero forestal Gaspar Bernárdez, que trabajó en la elaboración del Catálogo de Árbores Senlleiras de Galicia, está convencido de que en la alineación de secuoyas de Beluso están las más altas de España y probablemente de Europa. "Es un árbol al que le cuesta establecerse en el terreno, pero una vez que lo hace crece muy rápido. Y lo que necesita es un clima atlántico, como el de Galicia", explica. Bernárdez tiene muy estudiado todo el norte de España y por ello afirma sin dudarlo que las de Beluso son las más altas del país. "Teniendo en cuenta el tipo de clima que necesitan es probable que también sean las más grandes de Europa. Si hay alguna más alta podría ser en Escocia", apunta. Pero también hay que hacer una precisión. Aunque a este lado del Atlántico esa altura nos parezca realmente considerable, lo cierto es que las secuoyas europeas no se pueden comparar con las de Estados Unidos. "Tiene fama de ser el árbol más alto del mundo y puede llegar a medir 115 o 120 metros", explica el ingeniero marinense.

Árbores Senlleiras

El Catálogo Galego de Árbores Senlleiras aprobó su primer listado en el año 2007, una relación de ejemplares singulares que se fue ampliando hasta tener registrados en la actualidad 147 árboles y 31 formaciones. Las secuoyas de Beluso reúnen sobradamente los requisitos para formar parte de esa lista e incluso de una a nivel estatal o europeo. Pero curiosamente no están en el catálogo. Los propietarios, que residen en Madrid, aseguran que nadie se puso en contacto con ellos. Y desde la Xunta apuntan que la Dirección Xeral de Conservación da Natureza "intentou dar audiencia aos donos en dúas ocasións, sen conseguilo e a notificación viu de volta".

Este trámite de audiencia es un paso imprescindible, sin el cual no se puede proceder a la inclusión del árbol en el catálogo puesto que los dueños pueden oponerse. Pero, ¿qué supone que la inclusión en ese listado? "No le van a dar dinero ni va a sacar un beneficio económico, pero tampoco supone ninguna restricción más allá de la obvia de no dañar al árbol ni hacer nada que ponga su vida en peligro. A lo que sí pueden optar los propietarios es a ayudas para su mantenimiento y conservación, como en el caso de que sea necesaria una poda", explica Gaspar Bernárdez. Cuando estaba realizando el trabajo de campo para el Catálogo de Árbores Senlleiras propuso incluir el grupo de secuoyas de Beluso, consciente de su singularidad e importancia.

Reúnen los requisitos

La Dirección Xeral de Conservación da Natureza, que antes dependía de la Consellería de Medio Ambiente y ahora de la de Medio Rural, apuntan que conocen su existencia y consideran que "reúnen as características para ser catalogados como árbores senlleiras". Por ello indican que "continúase a intentar contactar cos propietarios para incluír aos nove exemplares da finca".