Para el pregonero nada como o muíño para reflejar la economía y el disfrute de la ciudadanía gallega de una determinada época histórica. El periodista Xosé María García Palmeiro dejó constancia en su intervención ayer en la XIX Festa do Muíño de Fausto, en Coiro, de esta mezcla tan sabia que mitigó el hambre e hizo danzar a un pueblo que sufría la posguerra. El de Palmeiro fue un pregón no exento de recuerdos y agradecimientos. Evocó el cariño con el que fue acogido en Vigo y en O Morrazo en el año 82, cuando comenzaba una nueva andadura profesional. Afirmó que siempre se había encontrado muy bien en esta tierra, lejos de la suya, A Mariña Lucense, pero también próxima a esas personas que miran hacia el mar.

Palmeiro calificó al muíño como "factoría de nutrición e de troula" e hizo hincapié en la importancia que tiene la recuperación de este patrimonio. O Muíño de Fausto cumplió con la tradición de arropar en su entorno una fiesta tradicional que recupera también la memoria histórica. El pregonero está convencido de que la recuperación del molino sirvió para convertir un bien material en otro inmaterial, foco de dinámicas culturales.

Tuvo palabras de agradecimiento para las personas que se ocupan de mantener viva esta tradición, de rescatarla del olvido en el que se hallaba y poner en valor todo su entorno.

Los romeros despertaron con una mañana plomiza. La lluvia había regresado tras unos días de tregua y, por momentos, fue intensa. Pero después las nubes se fueron dispersando y el sol lució para que lo hiciese también la fiesta, en la que había mercado. Se vendía productos tradicionales y naturales elaborados en Coiro. Por la tarde hubo teatro, de humor, que con la crisis el pueblo no está para dramas intensos. No faltó el sorteó de "un magnífico xamón serrano". Tras una semana de descanso, la fiesta regresará el sábado, a las 22.00 horas, con una degustación gratuita de "papas de fariña milla".