Son las vigilantes de la playa. Las mariscadoras de Moaña abandonan la ropa de faenar y se atavían con una vestimenta naranja para, por turnos, vigilar las playas del municipio y evitar que los bañistas más desconsiderados se lleven su sustento.

Si bien el servicio de vigilancia se mantiene todo el año, durante el verano estas mujeres se organizan en grupos para, coincidiendo con las mareas más grandes, controlar que todo el marisco sigue en su sitio tanto en A Xunqueira como en Meira, en Tirán y en Domaio.

Esta labor, acordada por las mariscadoras en una reunión, se mantiene desde hace años, según explica la presidenta del colectivo, Alicia Rodríguez. "Lo que ocurre es que antes no llevábamos una ropa tan reflectante", dice respecto a la vestimenta actual, que llama la atención.

El número de mujeres que se encarga de la vigilancia "depende del día", aunque hay jornadas como las dominicales en que pueden llegar a ser catorce. La mayoría se concentran en A Xunqueira, pero también hay grupos de dos en Meira y en Tirán y de hasta 3 o 4 en Domaio.

Alicia Rodríguez recuerda respecto a A Xunqueira que es "una playa muy grande y con mucho marisco", a lo que se suma el hecho de que "hubo un desove importante y el marisco es pequeño". Sin embargo, añade, "al bañista le vale todo, lo llevan todo, y la vigilancia tiene que ser constante" en las horas de bajamar. Ya por la noche, si la marea es grande, esa labor corresponde a guardias-jurado.

"El problema es que la tentación es muy mala", insiste la presidenta respecto a los bañistas que se llevan su sustento. Ahora bien, reconoce que la situación ha cambiado y que "con los años" los bañistas que atacan al marisco son menos. "La mayoría son encantadores, pero siempre hay alguna persona....", insiste. "Nosotras tenemos que guardar el marisco porque es nuestro pan", sentencia.