El concello recibió en las últimas semanas varias reclamaciones motivadas por la situación en la que se encuentra el paseo de la playa buenense de Agrelo. Y es que la instalación de una barrera de adoquines por parte de la brigada municipal de obras para delimitar la zona peatonal está provocando numerosos inconvenientes tanto a vecinos como a veraneantes.

La mayor parte de los problemas se producen por el tipo de sistema elegido para diferenciar el vial de playa de la senda peatonal. Vecinos, hosteleros veraneantes aseguran que estos adoquines son "letales" para las ruedas de los vehículos. "Yo vi reventar aquí mismo tres neumáticos en una semana", comenta la propietaria de un quiosco. Curiosamente, en alguno de los casos "el conductor no tenía ni donde parar para cambiar la rueda dañada".

Otra de las quejas más frecuentes tiene que ver con la reducción en las plazas de aparcamiento que supuso la instalación de la barrera. Por ello, los hosteleros de la zona critican que "entre las líneas amarillas, los vados y los adoquines los camiones que nos traen la mercancía no tienen donde estacionar". Por esto, afirman que se ven obligados a abrir sus negocios más temprano de lo habitual para poder así realizar la descarga sin formar atascos.

En algunos casos los problemas van todavía más lejos. "El otro día vino una ambulancia a traer a una persona mayor y no pudo entrar por el portal de la casa porque no hay espacio suficiente para maniobrar", relata una vecina del lugar. Tal vez por esto, algunos propietarios de viviendas de la zona han optado por retirar ellos mismos los elementos objeto de polémica.

Desde el gobierno local se explicó que se trata de una medida "provisional" que tiene por objetivo "beneficiar a los peatones". En este sentido, el edil de Obras y Servicios, Francisco Graña, comentó que "existían numerosas reclamaciones, sobre todo del colectivo de minusválidos, para que se reforzase la zona de aparcamientos para personas con problemas de movilidad y se delimitase mejor la zona peatonal".

A juicio del concejal, esta zona se había quedado pequeña y se hacía necesario llevar a cabo alguna actuación en ese sentido. Graña Campelo reconoció que la primera intención era realizar las obras utilizando una subvención del plan de retirada de barreras arquitectónicas, "pero el tiempo se nos echaba encima y decidimos adoptar esta medida".

Más obras en septiembre

Según señaló, la idea es retirar los adoquines después del verano y hacer una senda peatonal de cemento pulido. "Aunque antes deberemos realizar las canalizaciones para el alumbrado público y después colocaremos también unos bolardos con luz para delimitar la zona", afirmó. Finalmente, restó importancia a las críticas vecinales y dijo que la medida adoptada por su departamento recibió también numerosos elogios. "Sobre todo, de las personas que tienen algún tipo de dificultad para moverse", sentenció el edil.