La industria gallega de construcción naval no yace sobre los rescoldos de Factorías Vulcano ni bajo el colapso de Hijos de J. Barreras. Los demás astilleros de Vigo y Marín firmaron once nuevos contratos entre enero y septiembre, los mismos que las atarazanas de Asturias y País Vasco juntas. Así se desprende del último informe del Ministerio de Industria, que refleja el liderazgo del naval de Galicia tanto en nuevos pedidos como en la cartera total. De los 49 barcos puestos en vigor en España hasta el 30 de septiembre, más de la mitad (27) llevarán sello gallego. En volumen de toneladas CGT, esta cartera representa el 57% de la del conjunto del país, el mismo peso que hasta junio.
Hay tres nombres propios en estos registros. Por orden de CGT de los nuevos contratos, Armón Vigo figura en primer lugar, con cinco buques, todos con destino fuera de España. Eso sí, muy vinculados a Galicia, ya que tres de ellos forman parte del macropedido de Nueva Pescanova, y un cuarto de la armadora argentina Moscuzza. El quinto, un ferri de 77 metros para Tahití (la armadora es SAS Terevau Piti) del que ya ha realizado la puesta de quilla. Le sigue, bajo el mismo criterio, la centenaria Construcciones Navales Paulino Freire (Freire Shipyard). En el mismo informe oficial se recoge tanto la firma del nuevo atunero de Grupo Calvo -el primero de una fase de renovación, de 77 metros de eslora- como la entrada en vigor del megayate para la italiana Seacon Italy. Sus 111 metros de eslora convierten a este barco en la unidad de mayor envergadura de su segmento construida nunca en España. Por último está Nodosa, con dos mercantes multicargo frigoríficos para Royal Arctic Line y otros tantos pesqueros (para Pescapuerta y Rampesca). El primero, ya bautizado como Falcon, contará con 75 metros de eslora e implican la entrada del grupo pesquero que dirige José Puerta en el floreciente proceso de renovación de flotas de la industria gallega.
Solo en la primera mitad del año -sin contar por tanto los pedidos rubricados entre junio y septiembre- los astilleros privados gallegos habían puesto en vigor seis contratos por importe de 225 millones de euros y una carga de trabajo equivalente a 1,4 millones de horas. A cierre del primer semestre del año, el naval de Galicia contaba con 33 buques en cartera, por un importe aproximado de 1.250 millones de euros.
