La UE da como plazo al Reino Unido "hasta final de este mes" para que renuncie a sus planes de modificar parte del tratado del Brexit. Los cambios que pretende llevar adelante el primer ministro británico, Boris Johnson, son para Bruselas "una vulneración del Derecho Internacional extremadamente grave", por lo que está dispuesta a tomar medidas legales contra el Reino Unido. El Gobierno británico tramita desde esta semana una ley de mercado interno con la que pretende modificar varios puntos del Protocolo para Irlanda del Norte incluido en el Acuerdo de Retirada, firmado por Johnson en enero.

La noticia cayó como una bomba en Bruselas y llevó al vicepresidente de la Comisión, Maros Sefcovic, a viajar urgentemente a Londres ayer para entrevistarse con el ministro del Gabinete, Michael Gove, y pedirle explicaciones. Gove fue muy claro: "Dejé perfectamente claro al vicepresidente Sefcovic que no retiraríamos esta legislación", afirmó.

"El Reino Unido ha dañado gravemente la confianza entre la UE y el Reino Unido. Ahora le corresponde restablecer esa confianza", advirtió un comunicado de la Comisión tras el encuentro. "Si la ley es adoptada, constituirá una vulneración del Acuerdo de Retirada y el Derecho Internacional", indica.

"La UE no acepta el argumento de que el proyecto de ley protege el Acuerdo de Viernes Santo, en realidad considera que hace exactamente lo opuesto", añade. El fiscal general justificó la violación de la ley. "En difíciles y altamente excepcionales circunstancias, es importante recordar el principio fundamental de la soberanía del Parlamento", afirmó.

El tormentoso encuentro entre Sefcovic y Gove en la capital británica tuvo lugar poco antes de concluir sin progresos la octava ronda de negociaciones sobre un acuerdo comercial entre las delegaciones de la UE, encabezada por Michel Barnier, y del Reino Unido, con David Frost al frente. Las conversaciones están paralizadas hasta que se resuelva el contencioso.

"Para concluir una futura relación hace falta, ahora y en el futuro, confianza mutua", señaló Barnier en una nota. Al tiempo, la UE está intensificando sus preparativos para estar preparada para cualquier escenario el próximo 1 de enero. Barnier va a comenzar los contactos con el Parlamento Europeo y los líderes de los 27 países miembros para decidir qué ruta quieren tomar ahora.

El ultimátum de la UE no es una sorpresa. En Bruselas están furiosos y a punto de dar el portazo definitivo. La táctica provocadora del Gobierno británico es de alto riesgo para Johnson, si lo que quiere es alcanzar un acuerdo comercial con la UE. Pero el primer ministro puede haber decidido ya que se marcha sin acuerdo alguno cuando concluya el actual periodo transitorio a finales de año. En ese caso, una buena forma de dinamitar las negociaciones en curso y la última esperanza es tomar la decisión unilateral de modificar el Acuerdo, violando con una ley doméstica la legislación internacional.

Johnson cree incompatible con la soberanía nacional los puntos del Protocolo en los que se establece que el Gobierno británico debe notificar a Bruselas ayudas estatales a empresas en Irlanda del Norte. La UE también supervisará los controles aduaneros en la nueva frontera en el mar de Irlanda. El primer ministro dio su acuerdo a ese compromiso del que se retracta.

La versión del Gobierno es que solo pretende establecer "una red de seguridad" para evitar posibles abusos. Pero las cosas parecen haber ido demasiado lejos y la ley no es tan "limitada y específica" como la presentó el ministro Brandon Lewis.

La decisión de Johnson no solo ha merecido la condena de jueces y políticos en el Reino Unido. Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de EE UU, dejó claro en un mensaje que no hay posibilidad alguna de un acuerdo comercial entre el Reino Unido y su país si Johnson persiste en invalidar parte del pacto del Brexit.