La crisis de los refugiados desatada la pasada semana por el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se cobró ayer sus dos primeras vidas: un niño se ahogó frente a la isla de Lesbos al ser volcado el bote inflable en el que viajaba por la guardia costera griega, y un hombre murió de un disparo al intentar cruzar de Turquía a Grecia por la frontera terrestre del río Evros.

Desde Ankara, Erdogan lanzó una seria amenaza a Europa, a la que advirtió de que los migrantes y refugiados llegarán "por millones" a Europa. Erdogan subrayó que ahora Europa tendrá que "compartir la carga" generada para su país por los flujos migratorios desencadenados, en gran parte, por la guerra civil siria.

Según estimaciones de Naciones Unidas, son unos 13.000 los migrantes, en su mayoría refugiados sirios, que se encuentran en la frontera entre Turquía y Grecia con la intención de entrar en Europa, pese a la férrea oposición que les presentan las autoridades griegas. Atenas ha suspendido durante al menos un mes el derecho a solicitar asilo en su territorio.

"Como hemos abierto las fronteras ya son cientos de miles los refugiados que se dirigen a Europa. Pronto se contarán por millones", anunció Erdogan durante un acto en Ankara de su partido, el Partido Justicia y Desarrollo (AKP). Erdogan tomó la decisión de abrir las fronteras tras el ataque por parte del régimen sirio y sus aliados rusos que el pasado jueves dejó 34 soldados turcos muertos en el enclave de Idlib, el último bastión de los rebeldes.

Desde Berlín, la canciller alemana, Angela Merkel, criticó al líder turco por hacer política exterior "a costa de los refugiados", algo que calificó de "totalmente inaceptable". La canciller hizo estas declaraciones en la rueda de prensa que siguió a una conferencia nacional sobre integración de inmigrantes y tras haber mantenido una conversación telefónica con Erdogan a raíz de los acontecimientos del pasado fin de semana.

Merkel mostró "comprensión" ante la "gran tarea" que tiene ante sí Turquía por la nueva oleada de refugiados y la escalada de la violencia en el norte de Siria, pero no consideró justificada la decisión de Erdogan de alentar la marcha de los migrantes hacia Europa para presionar a la UE.

Agregó, no obstante, la líder democristiana que hay disposición por parte de Europa para hablar con Ankara e incluso prestarle más ayuda financiera. A raíz de la crisis migratoria de 2015, la UE ha comprometido hasta 6.000 millones de euros en los últimos años para que Turquía acoja en su territorio a los refugiados procedentes de Siria.

La canciller germana admitió que Erdogan no se siente suficientemente apoyado por Europa en estos momentos en la cuestión de los refugiados, porque a los 3,5 millones que está acogiendo en la actualidad se puede sumar otro millón de personas que han abandonado sus hogares recientemente en el norte de Siria por el recrudecimiento de los combates en la región de Idlib.

Los ministros de Interior de la UE se reunirán mañana, miércoles, en Bruselas de modo extraordinario para abordar la nueva crisis migratoria desencadenada por Turquía. Así lo ha decidido la presidencia de turno croata, tras una reunión de embajadores en la que los Estados miembros han expresado su "solidaridad" con Grecia y su disposición a ofrecerle todo el apoyo que necesite para contener el paso de personas desde Turquía. Los embajadores han constatado que no se han producido "cruces masivos" a Grecia, cuya frontera terrestre con Turquía sigue "cerrada".