Las protestas que sacuden el Líbano desde el pasado mes de octubre se han agravado tras la breve tregua navideña. El designado primer ministro, Hasan Diab, no logra formar Gobierno y los choques entre los manifestantes y la Policía crecieron este fin de semana en intensidad y violencia.

La policía reprime con cañones de agua y gases lacrimógenos a los manifestantes, que tienen en el blanco de su ira a bancos cuyos escaparates y cajeros automáticos destrozan a su paso. El país vive una de sus peores crisis económicas en décadas que amenaza con llevarlo al colapso financiero y las entidades bancarias ya han empezado a limitar la retirada de dinero.

Un centenar de personas resultaron heridas de distinta gravedad este "sábado de la ira" en Beirut. Algunos manifestantes lanzaron piedras, bengalas y cócteles molotov cerca del Parlamento, mientras que la policía empleó gases lacrimógenos, pelotas de goma y cañones de agua para dispersarlos.