De gobernar con la ultraderecha del FPÖ a hacerlo con los Verdes. Ese es el giro que ha dado la política austríaca de la mano de Sebastian Kurz, líder del conservador ÖVP y el canciller más joven de la historia del país. Kurz y el jefe de los verdes austriacos, Werner Kogler, confirmaron ayer un acuerdo de gobierno inédito en Austria.

Austria conseguirá salir de la crisis política que comenzó el pasado mayo, cuando el llamado "Ibiza-Gate" acabó con la coalición entre el ÖVP y el FPÖ: un vídeo filtrado mostraba al entonces vicecanciller y líder de la ultraderecha, Heinz-Christian Strache, negociando en la isla balear con presuntos empresarios rusos la compra de un diario austríaco con la promesa de publicidad institucional si el medio ayudaba políticamente a los ultraderechistas.

El país se vio abocado a un gobierno transitorio y a unas elecciones anticipadas, celebradas en septiembre y que ganó ampliamente el ÖVP. Con el acuerdo presentado este jueves, Austria espera cerrar la fase de inestabilidad con una fórmula experimental y que evidencia la larga tradición política de pacto del país. La enorme distancia entre ambos partidos y culturas políticas genera, sin embargo, dudas sobre su viabilidad.

"Las conversaciones no han sido fáciles porque ambos partidos tienen posiciones muy diferentes", admitió Kurz. Tras semanas de negociaciones, conservadores y verdes confeccionaron un acuerdo de gobierno de más de 300 páginas.

La dirección el partido ecologista reconoció numerosas cesiones: la restrictiva política migratoria, que ha caracterizado a los gobiernos de Kurz -rechaza la cuotas de distribución de refugiados defendida por Angela Merkel y está más cerca del Grupo de Visegrado en cuestiones migratorias-, es un claro ejemplo. El acuerdo establece la expulsión de aquellos extranjeros no comunitarios a los que les sea denegado el estatus de refugiado y la prohibición del velo islámico hasta los 14 años.

A cambio, Los Verdes consiguen dar un marcado barniz ecologista a la coalición: el acuerdo se marca el objetivo de que el consumo de energía proceda exclusivamente de fuentes renovables en 2030. Y el impuesto sobre el trabajo de las rentas más bajas será reducido del 25 al 20 por ciento.

El acuerdo es observado con interés desde la vecina Alemania, donde se especula desde hace meses un entendimiento similar entre la CDU y los Verdes, a quienes la encuestas de intención de voto sitúan en la segunda posición.