El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, proclamó ayer que, en contra de lo que le reclama la comunidad internacional, no tiene ninguna intención de negociar con las milicias kurdas sirias (YPG), a las que calificó de "terroristas". Erdogan, en plena visita al país de una delegación estadounidense encabezada por el vicepresidente Pence, lanzó un ultimátum a los kurdos: "Para esta noche, todos los terroristas deben deponer sus armas, destruir sus trampas y dejar la zona segura que hemos determinado". Turquía pretende arrebatar al YPG una zona de unos 30 kilómetros de profundidad a lo largo de más de 400 kilómetros de la frontera con Siria.

Erdogan comenzó la jornada negándose a entrevistarse con Pence, aunque posteriormente dio marcha atrás y anunció que hoy, jueves, se reunirá con el vicepresidente de EE UU y con el secretario de Estado, Mike Pompeo. Sobre el terreno, tropas sirias y rusas entraron en la estratégica ciudad fronteriza de Kobane, después de llegar a un acuerdo militar con los kurdos.