El primer ministro de Irak, Adel Abdul Mahdi, aseguró ayer que la situación en el país "ha vuelto a la normalidad" tras la retirada del toque de queda impuesto en varias ciudades con motivo de protestas populares que se han saldado con más de cien muertos y más de 1.600 heridos. Los manifestantes reclamaban trabajo y acceso a servicios básicos como agua potable y electricidad.