El primer ministro británico, el conservador Boris Johnson, sacó ayer su último conejo de la chistera para lograr un "Brexit" con acuerdo en el Consejo Europeo de los próximos días 17 y 18. En esencia, y para salvar el escollo de la "frontera" dura en el interior de Irlanda, que pone en peligro los Acuerdos de paz del Viernes Santo, Johnson propone que el Ulster permanezca alineado con las normas del Mercado Único (MU), con lo que se crearía un "área regulatoria" única en toda la lista, en línea con otras disposición de los pactos pacificadores, que son citados reiteradas veces en el documento británico como el principio inspirador de la propuesta.

Sin embargo, para no romper el espacio comercial británico, Londres exige sacar al Ulster de la Unión Aduanera (UA) y sustituir los controles fronterizos por otros electrónicos o en puestos de vigilancia alejados de la raya. El acuerdo, que el Ulster puede vetar, entraría en vigor en 2021, tras el periodo de transición, y se prolongaría cuatro años, tras los que podría ser renovado por las autoridades de Belfast.

Con su oferta, enviada ayer al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, Johnson busca una alternativa a la "cláusula de salvaguarda" pactada con Bruselas por su antecesora, Theresa May. La salvaguarda ("backstop") exige, para evitar la frontera dura, que el Ulster permanezca en la UA y además, se alinee con las normas del MU que garantizan que los bienes comerciados cumplen los estándares comunitarios. Además, tiene un carácter "indefinido" ya que sólo se le pondrá fin cuando quede pactada la relación bilateral futura.

La propuesta de Johnson ha sido acogida como "increíble e inviable" por los laboristas, que la ven como un subterfugio de Johnson para llevar al país a un "Brexit" duro. Sin embargo, cuenta con el beneplácito de los unionistas norirlandeses (DUP), los socios parlamentarios de los conservadores. No así con el del Gobierno de Irlanda, que la calificó de "poco prometedora" aunque se mostró abierto al diálogo.

Juncker acogió la propuesta de Johnson aceptando que el "área regulatoria" representa un avance, pero advirtió que el documento presenta "puntos problemáticos" sobre la preservación de la paz. Entre tanto, Johnson ha decretado el cierre del Parlamento desde el día 8 hasta el día 14. El paréntesis, equiparable a los tradicionales, se aleja de las cinco semanas declaradas nulas la pasada semana por el Supremo y ha sido justificado por el Gobierno por la necesidad de preparar la agenda legislativa de la próxima sesión anual. Con el movimiento para un cierre del Parlamento, Johnson evitaría la sesión de control al Gobierno prevista para el día 9 e interrumpiría la actividad en las dos cámaras parlamentarias en un momento clave, cuando se avecinan nuevas negociaciones con la UE sobre el Brexit.

Fuentes de la oposición lo consideran, sin embargo, una nueva treta para evitar, por ejemplo, una moción de censura.