Los organizadores de las protestas contra el proyecto de ley de extradición a China decidieron ayer mantener las manifestaciones previstas para hoy, domingo, en Hong Kong, a pesar de la suspensión temporal del proyecto anunciada horas antes en una rueda de prensa por la jefa del Ejecutivo de la ciudad autónoma, Carrie Lam.

La líder hongkonesa destacó en su anuncio los esfuerzos de las instituciones locales para acomodar el proyecto -que permitiría perseguir a los disidentes del comunismo- a las peticiones de los ciudadanos y de las organizaciones de derechos humanos. No obstante, insistió en que la suspensión temporal de la propuesta no supone ni mucho menos su cancelación definitiva.

La respuesta de los opositores fue terminante e inmediata. El Frente Civil por los Derechos Humanos no sólo exigió la anulación definitiva del proyecto sino que, además, explicó que la manifestación de hoy se dedicará a condenar la violencia empleada por las fuerzas de seguridad contra los participantes en las protestas anteriores, saldadas al menos con 81 heridos. El grupo exige también al Ejecutivo de la ciudad autónoma que renuncie a tipificar, como viene haciendo hasta ahora, las protestas como una "revuelta" -delito que puede acarrear penas de diez años de cárcel- y que libere de inmediato a las once personas que permanecen detenidas por la Policía.

Se estima igualmente que en la manifestación de hoy los opositores insistirán en pedir la dimisión inmediata de Lam, quien eludió responder a la cuestión en su rueda de prensa de ayer. Lam aseguró que cuenta con la "total confianza y apoyo" de las autoridades de Pekín. La autonomía de Hong Kong se enmarca en el sistema "un país, dos sistemas".

De hecho, Pekín advirtió ayer que no tolerará intromisiones de ningún tipo en la crisis y resaltó que se trata de una situación que es "competencia interna" de China, por lo que no admitirá injerencias de terceros países. Un portavoz del Gobierno chino aseguró que "los derechos y libertades de los hongkoneses que sean juzgados en China estarán plenamente garantizados".

El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Geng Shuang, mostró hoy su "apoyo, respeto y comprensión" a Lam y al Gobierno hongkonés en aras de la "estabilidad y la prosperidad" de la excolonia británica.

"Desde su retorno a China, los derechos y libertades de los residentes de Hong Kong se han respetado de acuerdo con la ley. Los hechos están ahí para quien quiera verlos. Mantener la estabilidad en Hong Kong sirve a los intereses de China y de todos los países del mundo", dijo el portavoz chino al tiempo que apuntó que los asuntos de Hong Kong son "de índole interno" y que "ningún país debe interferir en ellos".

La marcha de hoy da seguimiento a las protestas del pasado miércoles, cuando cientos de miles de personas se echaron a las calles para pedir la retirada del texto, aunque entonces solo consiguieron un aplazamiento de su segunda lectura en el Parlamento.

La Policía dispersó ese día la concentración ante la sede legislativa mediante el uso de gases lacrimógenos y pelotas de goma en una actuación que se saldó con 81 heridos -dos de ellos graves- y 11 detenidos, según las fuerzas de seguridad locales.

"Podría haber más heridos, y no quiero que eso ocurra", apuntó ayer Lam al explicar los motivos para dejar en suspenso el proyecto, al tiempo que defendió la actuación de la Policía y aseguró que las cámaras de seguridad mostraban a muchos manifestantes atacando a los agentes.