La intransigencia francesa sobre las condiciones exigibles a Reino Unido para concederle una prórroga del "Brexit" hicieron chocar ayer con dureza en el Consejo Europeo a la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente galo, Emmanuel Macron. Como resultado, la cumbre comunitaria se internó hacia la madrugada sin ninguna idea clara. Ni siquiera que Londres no deje la UE mañana, viernes, día 12, sin acuerdo.

La idea de una prórroga más allá del 22 de mayo -para evitar que May tenga que convocar elecciones europeas- estaba en el aire anoche por la oposición francesa. París consideró que no hay justificación para conceder ese tipo de aplazamiento tras escuchar las explicaciones de la primera ministra británica, Theresa May, ante el Consejo, que fueron consideradas vagas en cuanto a las posibilidades de lograr un acuerdo entre conservadores y laboristas que garantice una aprobación en el Parlamento de un acuerdo de salida.

Para Macron, una salida sin acuerdo era anoche preferible a que la UE funcione mal debido a la permanencia del Reino Unido en el bloque. De ahí que Francia se inclinase por imponer a Londres la renuncia al veto durante la vigencia de la prórroga.

Merkel, por el contrario, se mostró más comprensiva con las dificultades británicas. Para la canciller, que a medianoche arrastraba a su postura a una mayoría de sus colegas, solo era necesario exigir a May el compromiso de aprovechar la prórroga para lograr un acuerdo en los Comunes. Los países aliados a Merkel se mostraban divididos entre una prórroga hasta fin de año o hasta marzo de 2020.

Durante su intervención en el Consejo, May mostró preferencia por la prórroga hasta el 30 de junio, pero se abrió a admitir otra más larga, a condición de que sea flexible y permita a Londres abandonar el club en cuanto apruebe un acuerdo de salida.