Hoy, sábado, es el día en el que el autoproclamado presidente de Venezuela, Juan Guaidó, intentará introducir en el país la ayuda enviada por EE UU a Colombia, Brasil y la isla holandesa de Curaçao. Sin embargo, 24 horas antes, y mientras en ambos lados de la raya colombiana se celebraban sendos conciertos de masas, las operaciones de bloqueo ordenadas por el Gobierno del presidente Maduro, que el jueves cerró la frontera con Brasil, se cobraron ya dos víctimas mortales.

Un enfrentamiento entre indígenas pemones de la comunidad kumarakapa y militares venezolanos en el estado de Bolívar, fronterizo con Brasil, se saldó con dos pemones muertos por bala y otros quince heridos, tres de ellos graves, según fuentes opositoras. Los choques, según las mismas fuentes, se suceden desde que Maduro ordenó cerrar la frontera.

Según el diputado opositor Américo De Grazia, los indígenas mantienen retenido a un general. Guaidó exigió a los militares desplazados en Bolívar que entreguen a los responsables del incidente. El Gobierno brasileño de Bolsonaro descartó una "acción agresiva" en respuesta al cierre fronterizo y prosiguió los preparativos para la ayuda desde el estado de Roraima -limítrofe con Bolívar-, adonde ayer llegó el primer envío. No obstante, Brasilia precisó que "el límite de (su) acción es la frontera" y que "lo que va más allá es responsabilidad del Gobierno venezolano".

Más agresivo fue el tono empleado por EE UU, principal respaldo de Guaidó en su intento de derribar a Maduro. Washington anunció que hará responsable al Ejército "y a sus guardias cubanos" si en el intento de ingresar la ayuda hay "un derramamiento de sangre", aunque confió en que los militares permitan la entrada de la asistencia. EE UU amenazó con represalias a los familiares de militares que viven en el extranjero.

Desde Moscú, el Gobierno ruso acusó a EE UU y a la OTAN de "trabajar en la compra de grandes lotes de armas y munición en un país de Europa del Este" con destino a los opositores. Además, el Kremlin aseguró que el Gobierno de Trump está desplegando comandos de fuerzas especiales y equipo militar cerca de Venezuela, sin precisar más. Para Rusia "los acontecimientos han llegado a un punto crítico". En ese ambiente de tensión, el secretario general de la ONU, António Guterres, instó "enérgicamente a evitar la violencia" y calificó de "lamentable cualquier pérdida de vidas".