El Gobierno francés ha movilizado a 90.000 agentes por el temor a que la jornada de protesta de los "chalecos amarillos" vuelva a degenerar hoy en una explosión de violencia. Sólo en París, donde cierran todos los monumentos (incluidos la torre Eiffel y el Arco del Triunfo) y los museos, se desplegarán 8.000 agentes y blindados especializados en desmontar barricadas.

La alcaldesa, Anne Hidalgo, informó de que se han retirado más de 2.000 elementos de mobiliario urbano y cientos de barreras de obras para impedir que se usen como proyectiles.

El Ejecutivo teme la presencia de armas entre los manifestantes. El ministro del Interior, Christophe Castaner, reveló que en las investigaciones tras los altercados del sábado último "se descubrieron armas". Explicó que el jueves fue arrestada una persona que se había significado en las redes sociales por las amenazas contra las fuerzas del orden o por decir que quiere "matar la República". En su casa se hallaron dos pistolas, además de material para participar en manifestaciones.

Con todo, el Gobierno cree que el movimiento se deshincha y está siendo instrumentalizado por grupúsculos extremistas.

Desde las 282.000 personas que la policía contabilizó en la primera jornada de manifestaciones, el 17 de noviembre, se ha pasado a alrededor de 10.000 actualmente, "una pequeña minoría", según Castaner.

Mientras, el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, anunció que se investigará el arresto masivo de jóvenes supuestamente implicados en protestas organizadas junto a un liceo en Mantes la Jolie y juzgó "chocantes" las imágenes de decenas de ellos obligados por la policía a arrodillarse.