España introdujo ayer un nuevo factor de incertidumbre respecto al acuerdo sobre el "Brexit", que debe ser aprobado este domingo por el Consejo Europeo, al exigir que el texto explicite que el futuro de la relación con Gibraltar no dependerá de las negociaciones que se mantengan durante el periodo de transición entre la UE y Reino Unido sino de una negociación bilateral entre Madrid y Londres.

El ministro de Exteriores, Josep Borrell, advirtió ayer que el próximo domingo "puede haber sorpresas de última hora", porque una cosa es "cómo se sale" y otra distinta la relación futura. La preocupación de España radica en un artículo del texto pactado entre Londres y Bruselas, el 184, que habla de la negociación futura entre la UE y el Reino Unido, y de su aplicación, tras el periodo de transición. A juicio de España, el artículo requiere modificaciones para reflejar que la negociación entre la UE y el Reino Unido acerca de Gibraltar tiene que gozar primero del acuerdo de España, aspecto que sí está claro en declaraciones previas del Consejo Europeo.

"Queremos que quede claro en la interpretación de ese texto que las negociaciones entre el Reino Unido y la UE no se aplican a Gibraltar", señaló Borrell, a la vez que instó a que "se negocie entre el Reino Unido y la UE que en el ámbito territorial (británico) no se incluya a Gibraltar".

Borrell vio necesario aclarar que las negociaciones futuras sobre Gibraltar "son negociaciones aparte", que deben mantenerse entre España y Reino Unido. "Eso es lo que tiene que quedar claro. Hasta que no quede claro, no podremos dar por buenos el acuerdo de retirada y la declaración política sobre la relación futura", advirtió el ministro. Borrell negó que se trate de un veto, pero mostró el malestar de España por no haberse enterado hasta el pasado miércoles del tenor del artículo 184.

Los ministros de Exteriores de la UE se reunieron ayer en Bruselas para dar su visto bueno al texto pactado la semana pasada. En Londres, la primera ministra, Theresa May, envuelta en una dura batalla política que amenaza incluso con derribarla, siguió defendiendo las bondades del texto y aseguró que con su proyecto de "Brexit" se cambiará el sistema migratorio en el Reino Unido de modo que los ciudadanos comunitarios ya no podrán "saltarse la fila" de inmigración. De igual modo, situó las próximas elecciones legislativas, previstas para 2022, como la fecha tope a la que podrá llegar el periodo de transición tras el "Brexit", cuyo final se ha fijado en diciembre de 2020 con posibilidad de ampliación.

May consiguió ayer el importante apoyo de la patronal británica, tranquilizada por un "compromiso" que, de ser finalmente aprobado, evitaría una salida brutal y caótica de la UE. Los días que quedan hasta el Consejo Europeo del domingo se presentan de intensas negociaciones, en particular, sobre la relación futura.