Donald Trump tomó ayer las primeras medidas para reagrupar a las familias que cruzaron ilegalmente la frontera con México, adonde envió a su esposa Melania para apagar las críticas que desató la separación de niños y padres inmigrantes en aplicación de su política de "tolerancia cero" con la llegada de indocumentados a Estados Unidos.

Para aplicar el decreto que la presión internacional y la de su propio partido, el Republicano, le forzó el miércoles a firmar, el magnate ordenó a los departamentos de Justicia, Seguridad Nacional y Salud que se coordinen "para mantener a las familias de migrantes ilegales juntas y reunificar a las que ya han sido separadas". En concreto, el segundo pidió al Pentágono que se prepare para albergar en sus bases a 20.000 niños inmigrantes que entraron en el país no acompañados por adultos.

La Cámara baja postergó hasta hoy la votación de un proyecto legislativo "moderado" sobre migración, después de que un primer borrador, considerado de "mano dura", fuerza rechazado ayer. En su visita a un albergue fronterizo en Texas, Melania Trump, crítica con la separación de padres y niños migrantes, confió en que las familias puedan reunirse "lo más rápido posible".