El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, anunció ayer su voluntad de quitar las concertinas de las vallas fronterizas de Ceuta y Melilla. El ministro se mostró convencido de que se puede garantizar "el mismo nivel de seguridad en las fronteras con medios menos cruentos", como drones o radares, entre otros, para lo que Interior está preparando un informe de nuevas medidas.

Amnistía Internacional y la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) celebraron el anuncio de Grande-Marlaska, confiaron en que lo haga realidad "lo antes posible" y aprovecharon para pedirle que acabe con las devoluciones en caliente y garantice el acceso de los refugiados subsaharianos al procedimiento de asilo, que ahora les está vedado.

Dificultosa travesía

Mientras, el buque "Aquarius", cuya llegada se espera a Valencia mañana sábado por la noche, siguió sufriendo ayer condiciones adversas que le obligaron, en unión de los dos navíos militares italianos que lo acompañan, a cambiar de rumbo para aproximarse a las costas de Cerdeña. El buque transporta a 629 inmigrantes que fueron recogidos en aguas del Mediterráneo el pasado sábado pero a los que Italia cerró el acceso a sus puertos. Uno de los cooperantes que viaja en el navío explicó que "es difícil hasta mantenerse en pie" con olas de tres metros y vientos de 35 nudos (más de 65 kilómetros por hora). El cooperante resaltó que los refugiados llevan ya cinco días en el barco.