Miguel Díaz-Canel, hasta ayer vicepresidente primero de Cuba, ya es el sucesor de los hermanos Fidel (1959-2006) y Raúl Castro (2006-2018) al frente del país. El nuevo presidente del Consejo de Estado cubano -jefe de Estado y de Gobierno-, bisnieto de españoles, dejó claro en su primer discurso ante la Asamblea Nacional que la revolución castrista no admite retoques pero exige reformas económicas urgentes.

"El mandato dado por el pueblo a esta legislatura es dar continuidad a la revolución cubana en un momento histórico crucial, que estará marcado por todo lo que debemos avanzar en la actualización del modelo económico", dijo Díaz-Canel, quien fue elegido con el voto de 603 de los 605 diputados de la Asamblea. A propósito de la reforma económica, el propio Castro reconoció ante la Asamblea que había pensado que "a estas alturas habríamos avanzado más".

El nuevo presidente precisó, para que nadie se llame a error, que como líder que será del PC cubano hasta 2011, Raúl Castro "encabezara las decisiones de mayor trascendencia para el presente y el futuro de la nación".

Respecto a la relación con EE UU, sensiblemente deteriorada tras la llegada de Trump a la Casa Blanca, será, explicó, mediante la continuidad de la revolución castrista cómo La Habana hará frente a "las amenazas del poderoso vecino imperialista. Aquí no hay espacio para una transición que desconozca o destruya el legado de tantos años de lucha".

Díaz-Canel, considerado un discípulo aventajado del menor de los Castro, dedicó una considerable parte de su primer discurso a reconocer el legado del ya expresidente durante sus dos mandatos de cinco años, los mismos que está previsto que él permanezca en el cargo. Antes, había reivindicado el papel del PC como partido único.

En lugar de anunciar la composición del Gobierno en la sesión de ayer, como venía siendo habitual, Díaz-Canel prefirió posponer su designación hasta la próxima sesión ordinaria de la Asamblea Nacional, prevista para julio. No obstante, propuso que el nuevo vicepresidente primero del Consejo de Estado, Salvador Valdés, sea también vicepresidente primero del Gobierno.

Junto a Díaz-Canel, quedó también elegido ayer el resto de los miembros del Consejo de Estado, con el veterano Salvador Valdés Mesa como primer vicepresidente de la isla. El grupo dirigente estará integrado por el "histórico" Ramiro Valdés; el ministro de Salud Roberto Morales; la contralora general, Gladys Bejerano; la directora del Instituto de Recursos Hidráulicos de Cuba, Inés María Chapman; y la presidenta de la Asamblea provincial de Santiago de Cuba, Beatriz Johnson.

En la clausura de la sesión de la Asamblea, Raúl Castro dejó claro que la elección de su sucesor "no es casualidad" sino fruto de una previsión. "Dentro de un conjunto, el mejor según nuestra modesta opinión y del partido, ha sido el compañero Díaz-Canel", añadió.

Castro reveló que el nuevo presidente fue "el único superviviente" de una docena de jóvenes dirigentes a los que la cúpula cubana decidió preparar para que llegaran a ocupar altos cargos. "No es un improvisado" y "su ascenso no ha sido fruto del azar ni del apresuramiento", señaló Castro, quien destacó la "solidez ideológica, sensibilidad política, compromiso y fidelidad hacia la Revolución" de Díaz-Canel.

El ya expresidente explicó que, "a diferencia de lo sucedido en el pasado en otros casos de jóvenes dirigentes, no cometimos el error de acelerar el proceso" de preparación de Díaz-Canel, quien pasó por distintos cargos en el PC cubano y en el Gobierno.