Catorce estados miembros de la UE -entre ellos España-, EE UU, Canadá y otros países, hasta una veintena, anunciaron ayer la expulsión de 114 diplomáticos de la Federación Rusa en represalia por el envenenamiento en suelo británico del espía ruso Serguéi Skripal y su hija. La medida, adoptada en bloque, sigue a la expulsión el pasado día 14 de otros 23 diplomáticos del Kremlin por Reino Unido, que recibió una respuesta recíproca de Moscú.

El paso más enérgico lo dio la Casa Blanca, que ordenó la expulsión de 60 diplomáticos rusos -incluyendo 12 que trabajan en la representación ante la ONU-, a los que acusó de ser "oficiales de inteligencia". Además, el presidente Donald Trump decidió el cierre del consulado de Rusia en la ciudad de Seattle, en el Estado de Washington (noroeste del país), a causa de su proximidad con la base de submarinos de Kitsap y con la sede de la gigante de la aeronáutica Boeing. Los 12 rusos acreditados ante la ONU y otros 48 destinados en Washington y Nueva York tienen una semana de plazo para abandonar el territorio estadounidense.

Un alto funcionario de EE UU comunicó a la prensa que la iniciativa de Trump representa la mayor expulsión conocida de funcionarios rusos de territorio estadounidense, incluyendo medidas similares tomadas contra la extinta URSS. En diciembre de 2016, el gobierno de Obama expulsó a 35 funcionarios rusos en castigo por la injerencia de Moscú en las elecciones presidenciales en las que Trump resultó vencedor.

En Europa, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, anunció que 14 países miembros de la UE han decidido de modo concertado la expulsión de diplomáticos rusos. La pasada semana, en la cumbre de la Unión, ya quedó clara la división en las filas comunitarias sobre la pertinencia de este tipo de represalia.

España expulsará a dos diplomáticos; Alemania, Francia y Polonia a cuatro cada una; Chequia y Lituania a tres, mientras que Italia, Dinamarca y Holanda devolverán a su país a dos diplomáticos cada una, la misma cifra que la extracomunitaria Albania.

También anunciaron expulsiones los gobiernos de Rumanía, Letonia, Estonia, Finlandia, Suecia, Croacia, Noruega y Hungría, cada uno de los cuales se deshará de un diplomático, al igual que Macedonia, que no forma parte de la Unión Europea. A estas cifras hay que sumar los cuatro diplomáticos que ha decidido expulsar Canadá y los 13 de Ucrania.

Moscú reaccionó enérgicamente y en un comunicado de su Ministerio de Exteriores consideró las expulsiones como un "gesto provocador". El Kremlin advirtió que "esta decisión inamistosa no quedará sin respuesta" y estimó que los países sancionadores "se han dejado llevar por Londres sin reflexionar".