El todavía líder de los socialdemócratas alemanes (SPD), Martin Schulz, que ya el miércoles anunció su salida de la dirección del partido, renunció ayer a asumir la cartera de Exteriores. Confirma así que tiene presente que el acuerdo de gran coalición alcanzado en la madrugada del miércoles con la canciller Merkel le ha colgado para muchos de sus correligionarios la etiqueta de traidor.

Schulz había recibido duras críticas en las últimas 48 horas por reclamar Exteriores pese a haber prometido que jamás ingresaría en un gobierno de la canciller conservadora. En esas condiciones, teme que los militantes del SPD le den una mala sorpresa y rechacen el acuerdo en la votación interna que se celebrará entre el 20 de febrero y el 2 de marzo.

"Los debates sobre mi persona amenazan el éxito de la votación. Por lo tanto, a través de la presente declaro que renuncio a entrar al Gobierno", dijo Schulz en un comunicado. El jefe del SPD, que ha llevado al partido a su nivel electoral más bajo (20,5% en las elecciones de septiembre), fue atacado en duros términos el jueves por la noche por el ministro saliente de Exteriores, Sigmar Gabriel.

"Solo nos queda el arrepentimiento cuando vemos hasta qué punto en nuestro partido actuamos con poco respeto unos hacia otros, y lo poco o nada que vale la palabra dada", juzgó Gabriel, furioso por ser marginado para dejarle su poltrona a Schulz.

La salida de Schulz, antes de ser nombrado, no beneficia en nada a Merkel, que a su vez recibe una crítica tras otra desde que anunció el acuerdo de coalición tras más de cuatro meses de interinidad en el Gobierno.

Varios altos cuadros de su propio partido, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), la acusan de haber hecho demasiadas concesiones a los socialdemócratas, ofreciéndoles entre otras la cartera de Finanzas, con el único objetivo de evitar elecciones anticipadas y de mantenerse en la cancillería un cuarto mandato. Los democristianos aún deben aprobar el acuerdo en un congreso el día 26. Es poco probable que no lo hagan, pero sin duda los mil delegados reservarán a Merkel un áspero debate al que no está acostumbrada.

Otro motivo de disgusto tras el acuerdo es la nula representación de políticos de la antigua RDA en las quinielas sobre el gabinete de Merkel. Según los pronósticos, la canciller sería la única representante de Alemania del Este. En los estados federados de la extinta RDA reina un fuerte sentimiento de exclusión casi treinta años después de la reunificación. Es allí donde la extrema derecha de la AfD (13% a nivel nacional, tercera fuerza política) alcanzó sus mejores resultados en septiembre.