La reacción que ayer tuvieron los mercados financieros ante el resultado de las elecciones griegas da a entender que los inversores no temen, al menos por ahora, que la llegada de Syriza al poder entrañe un riesgo cierto de impago desordenado de la deuda y de tensiones severas que puedan contagiarse a otros países o al conjunto de la zona euro. El impacto negativo quedó confinado en la Bolsa de Atenas, la única que registró pérdidas, y en la posición del país heleno en el mercado secundario de deuda.

La Bolsa de Grecia perdió ayer el 3,2%. No hubo "números rojos" en los principales parqués del continente. Aunque la sesión comenzó en negativo en algunas bolsas, caso de la española, los inversores recompusieron la figura a medida que avanzó la jornada. Terminó con ganancias en España (1,1%), Francia (0,7%) e Italia (1,2%), y las más elevadas se registraron en Alemania (1,4%), precisamente el país más concernido en el caso de un hipotético impago griego. El país de Merkel es el principal prestamista de Atenas, con más de 70.000 millones comprometidos en los programas de auxilio a Grecia. La exposición del Estado español puede rondar los 25.000 millones.

El resultado que ha aupado a Alexis Tsipras a la presidencia del país tampoco provocó incendio alguno en el mercado de deuda, donde el reciente anuncio del Banco Central Europeo (BCE) de que iniciará en marzo la compra masiva de títulos soberanos ha estimulado el negocio, favoreciendo un aumento del precio de los bonos y con ello una rebaja de los tipos de interés. En ese contexto, las primas de riesgo de otros países del Sur (España, Italia o Portugal) descendieron ayer y el rendimiento exigido por los inversores se mantuvo estable o se redujo. La prima de riesgo griega sí subió 11 puntos, hasta los 847 puntos básicos. Ahora bien, ese indicador tiene una importancia relativa, porque Atenas no se financia directamente y en solitario en los mercados, sino a través de los mecanismos de los programas de rescate (préstamos y garantías del resto de los países, del FMI o del BCE).

La victoria de Syriza tampoco pasó factura a la cotización del euro. La moneda comunitaria cerró estable, con un tipo de cambio de 1,1254 dólares.