El Parlamento israelí dio ayer su respaldo al tercer Gobierno del primer ministro, el conservador Benjamin Netanyahu, por 68 votos a favor y 48 en contra, en una votación en la que los ultraortodoxos, que abandonaron la sala durante el discurso del aspirante a "premier", hicieron oír en varias ocasiones sus airadas protestas por haber sido excluidos del mismo. Netanyahu encabeza un gobierno pentapartito integrado por Likud, Israel Beitenu, Yesh Atid, Habayit Hayehudí y Hatnuá.

Netanyahu destacó en su discurso que su gobierno deberá lidiar con "las amenazas más grandes" que Israel ha afrontado hasta ahora, terminología con la que suele referirse al programa nuclear iraní y a la posible transferencia a grupos terroristas de armas no convencionales del arsenal militar sirio.

A dos días de la llegada a la zona del presidente estadounidense, Barack Obama, Netanyahu también habló brevemente sobre el problema palestino, respecto al que subrayó que su Gobierno está dispuesto a un "compromiso histórico" a cambio de "una paz verdadera". No obstante, su ministro de la Vivienda, Uri Ariel, del partido Bayit Yehudi, de corte nacionalista y sionista, anunció que continuará la expansión judía en las colonias ilegales de Cisjordania y Jerusalén Oriental.

Con todo, el breve repaso a los problemas regionales y de seguridad no eclipsó el verdadero mensaje de Netanyahu: los asuntos sociales y económicos, por los que hicieron campaña dos de sus socios, los partidos ultraconservador Habayit Hayehudí, de Nafatli Benet, y el centrista Yesh Atid, de Yair Lapid. Netanyahu expresó su apoyo a los compromisos electorales de ambos en materia de un reparto más equitativo del servicio militar y de la reducción del coste de la vida, que castiga especialmente a la clase media.

La sesión estuvo marcada por la sonada protesta que protagonizaron los seis diputados del partido ultraortodoxo askenazí Judaísmo Unido de la Biblia, que al pronunciar Netanyahu el nombre de Benet le increparon con la frase "Un judío no expulsa a otro judío" y "Un judío no boicotea (a otro)", mientras abandonaban la sala.

Pacto político

De esta forma protestaron por el pacto político con Benet y Lapid, que condicionó su entrada en el nuevo Gobierno a que los ultraortodoxos quedasen fuera del mismo, y a que el programa político incluyese una demanda clara en relación con la prestación del servicio militar por los jóvenes de este colectivo de creyentes.

También como protesta, el diputado del Judaísmo Unido de la Biblia Moshé Gafni rompió los textos de los acuerdos de coalición desde la tribuna de oradores y su correligionario Israel Eijler respondió al proclamar su voto: "(Voto) contra el gobierno del mal". Más calma mostraron los diputados del otro gran partido ultraortodoxo, el sefardí Shas (tradicional compañero de viaje en los gobiernos israelíes), que decidieron permanecer en la cámara.