Chen, que fue presidente de Taiwán de mayo de 2000 a mayo de 2008, ha renunciado a la apelación contra la decisión de negarle la libertad bajo fianza, como anunció su portavoz Cheng Wen-lung.

Su situación ha dividido a los taiwaneses, ya que mientras los independentistas radicales aseguran que todo es una maquinación del Gobierno y de China, los partidarios del gobernante Partido Kuomintang (KMT) consideran a Chen un déspota corrupto, dominado por el nacionalismo que le impide adoptar políticas pragmáticas.

El ex presidente, de 57 años, es el principal símbolo de la identidad taiwanesa frente a China y el dirigente más carismático del opositor e independentista Partido Demócrata Progresista (PDP).

Las acusaciones de corrupción contra Chen ya habían contribuido a la estrepitosa derrota del PDP en los comicios presidenciales y legislativos de marzo de 2008, y amenazan la recuperación de la imagen del partido, bajo el nuevo liderazgo de la moderada Tsai Ing-wen.

"Las imputaciones contra Chen y otros dirigentes del PDP pueden afectar a los resultados de los comicios locales de 2009", dijo a la prensa la alcaldesa de Kaohsiung, Chen Chu, dirigente del PDP.

Chen niega haber cometido delito alguno y acusa al actual presidente, Ma Ying-jeou, de haber orquestado "una persecución política" para contentar al liderazgo chino y asestar un golpe definitivo a quienes buscan la separación total de China.

La televisión isleña mostró las imágenes de Chen saliendo de su interrogatorio en la Fiscalía Anticorrupción, con las manos esposadas en alto, y gritando "!Viva la independencia de Taiwán!" y "!Esto es una persecución política y judicial!".

Sin embargo, su detención fue para muchos una historia esperada, sólo se dudaba de la fecha en que se produciría, sobre todo tras la captura en las últimas semanas, de nueve de sus hombres de confianza.

"La intensa actividad pública de Chen en las últimas semanas y su tono cada vez más radical en el tema de la soberanía, era irritante para la distensión gubernamental con China y un aguijón para las protestas", según el profesor de Política Robert Chu, de la Universidad Chengchi.

El presidente Ma Ying-jeou se niega a hacer declaraciones sobre el proceso contra su predecesor y asegura que nadie en el Gobierno está interfiriendo con la justicia, dijo hoy a la prensa su portavoz, Wang Yu-chi.

El ex mandatario independentista ha sido acusado de cohecho, malversación, ocultamiento de documentos oficiales, falsificación y lavado de dinero.

Los escándalos que dieron lugar a los actuales cargos contra Chen se iniciaron en 2006, cuando salió a la luz el presunto regalo de bonos millonarios a la primera dama y luego el uso de facturas falsas para justificar los gastos de un fondo presidencial.

Chen y su esposa, Wu Shu-chen, negaron los cargos y aseguraron que todo el dinero se había gastado en la "diplomacia secreta de la isla", pero el Tribunal de Taipei inició un juicio contra Wu y esperó a que Chen terminase su mandato para acusarlo formalmente.

La situación empeoró para Chen y su familia, cuando en agosto de este año se desveló que altos funcionarios habían desviado una investigación internacional sobre presunto lavado de dinero contra la familia del ex mandatario.

A mediados de agosto, el diario taiwanés "Manzana" desveló el envío de unos 30 millones de dólares a cuentas en el extranjero de familiares de Chen, el ex presidente reconoció el envío y dijo que se trataba de fondos de sus campañas electorales.

Chen y su esposa se retiraron del PDP el 15 de agosto y pidieron disculpas al partido por los posibles efectos negativos del escándalo, pero sin reconocer delito alguno.