El mes pasado, según los datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), salieron de las plantas automovilísticas españolas un total de 217.065 unidades, un 17,3% menos respecto al mismo mes del año anterior. La caída del mercado español, la reducción de la demanda desde los principales mercados europeos y la escasez de microchips, o semiconductores, lastraron la producción española. Desde enero, la fabricación de vehículos se ha reducido en un 13,4% hasta las 435.266 unidades.

Derivada de la menor producción, también cayeron las exportaciones, saliendo del país un total de 182.921 unidades en febrero, un 15,6% menos respecto al mismo mes de 2020. Según los datos de Anfac, los mercados europeos, a los que se destinan el 70% de las ventas, redujeron la demanda de vehículos españoles en un 19,4%. La asociación destaca los desplomes en mercados como el francés (-21%), el británico (-35,5%) o el portugués (-59%), aunque apunta que mercados como el turco siguen creciendo, con un aumento de la demanda de coches españoles del 82,3% respecto a febrero del año pasado. Los envíos a América se redujeron en un 20,8%, mientras que a África subieron un 23,3%.

La nota positiva la pusieron los coches alternativos, cuya producción subió un 55% hasta las 22.158 unidades. Desglosados, se ensamblaron 12.203 híbridos enchufables, con una cuota de producción del 5,6%, 5.685 coches eléctricos, lo que supone un 2,6%, y 286 híbridos convencionales.

El problema de los semiconductores

La escasez de semiconductores, o microchips, un componente clave en los vehículos modernos, sigue azotando al sector de la automoción. Muchas plantas alrededor del mundo han tenido que adaptarse a la falta de este elemento y reducir el ritmo de producción. Además, las previsiones no son alentadoras. La última en tener que reajustar su actividad ha sido Stellantis Vigo.

La factoría gallega tiene parada la línea de montaje M1, donde se ensambla el Peugeot 2008Peugeot 2008, el Citroën C-Elysée y el Peugeot 301, por la falta de chips y, según han informado desde la planta, estará parada hasta el próximo lunes. Además, la incertidumbre que genera la escasez del componente ha motivado que la dirección haya presentado una propuesta de Expediente de Regulación Temporal de Empleo (erte) que afectará a 3.740 personas.

Según han admitido desde la compañía, la semana pasada solo se consiguió trabajar con normalidad el martes, dejando de producir 4.000 vehículos durante la misma. La previsión es que se recupere esta pérdida cuando se zanje el problema con los semiconductores. Con todo, el nuevo erte, que se pondría en marcha después de Semana Santa, afectaría a las dos líneas de producción de la planta y recaería sobre 250 trabajadores durante el primer mes y sobre 3.740 empleados, todos con contrato indefinido, hasta finales de año cuando se agoten los mecanismos de flexibilidad pactados, como la bolsa de horas y los días de adecuación de jornada. Los sindicatos y la empresa negociarán los términos de este nuevo erte a partir del próximo lunes, 29 de marzo.

Más allá de la planta gallega, muchas de las plantas españolas han sufrido el mismo problema. La factoría de Seat en Martorell está inmersa en un erte que afecta a 550 personas hasta el 30 de junio por el mismo motivo y fábricas como Stellantis Zaragoza, la de Ford en Almussafes o las de Renault en Palencia y Valladolid también han perdido unidades por culpa de la falta de chips. A nivel mundial, General Motors o Volkswagen han padecido el mismo problema y en otros sectores, como el de los videojuegos, se ha visto como Sony y Microsoft no podían atender la demanda de nuevas consolas por lo mismo.

Para prevenir este problema en el futuro, y reducir la dependencia de países como China o Estados Unidos, la Unión Europea presentó a principios de marzo un plan para convertirse, para 2030, en uno de los principales productores de semiconductores del mundo con una cuota de fabricación global de, como mínimo, el 20%.