Volver para mariscar la nada

Las mariscadoras de Arcade volverán en las próximas semanas al trabajo tras el cese solo para “pagar el seguro y malamente”

Mariscadoras de Arcade desplazándose a faenar el pasado septiembre.   | // MARTA G. BREA

Mariscadoras de Arcade desplazándose a faenar el pasado septiembre. | // MARTA G. BREA / Adrián Amoedo

Adrián Amoedo

Adrián Amoedo

El marisqueo del fondo de la ría de Vigo da por perdido el año. Desde Vilaboa a Arcade o Redondela, las mariscadoras ven con mucho pesimismo unos arenales a los que volverán en las próximas semanas a comprobar la devastación. Una alta mortandad a la que, sin duda, no ayudan las copiosas lluvias de los últimos días. El río Verdugo, en Soutomaior, bajaba ayer cargado de agua dulce. “Esperemos que no se deposite en nuestros bancos marisqueros”, lamentaba ayer Rita Míguez, mariscadora de la localidad y presidenta de la Asociación Nacional de Mujeres de la Pesca (Anmupesca). A su juicio, tanto ella como sus compañeras están “en un momento muy difícil”.

Entre abril y mayo, las mariscadoras de la cofradía de Arcade volverán a trabajar tras el cese que acarrean desde el pasado año y ya dan por hecho que encontrarán muy poco recurso. “Prácticamente la solución que nos dan es ir al mar para pagar el seguro”, lamenta otra mariscadora, Belén. Tanto ella como el resto de integrantes del pósito acudirán a una pequeña zona junto a Vilaboa en la que esperan lograr algo mercancía. “Aunque no da para nada, malamente para pagar el seguro si la mercancía tiene buen precio y lo encontramos”, apunta Míguez.

Este grupo de mariscadoras del fondo de la ría recuerdan que “en cuatro meses no recuperan” los bancos marisqueros y temen que “tampoco en muchos años”. Por eso, creen que sus labores cuando regresen se van a centrar en “sembrar y limpiar, oxigenar el terreno y buscar si alguna almeja se salvó e ir sacando poco”. De hecho, la presidenta de Anmupesca da por perdido todo el año “y el año que viene es probable que también”.

Según explican, en el resto de la ría la situación es diferente porque está más salinizada. Aun así, el bajón de estas cofradías afecta al conjunto. Según los datos de la Plataforma Tecnolóxica da Pesca, en los dos primeros meses del año se vendieron 22.859 kilos de almejas en la ría, casi la mitad que hace un año, con un gran bajón en la almeja japónica, que pasó de 20.615 kilos en enero y febrero de 2023 a 11.800 este.

Esta caída en la cantidad afectó también al valor conseguido, que cayó un 26%, quedándose en 462.446 euros. Y eso que los precios medios crecieron en todas las especies.

“Las expectativas son muy malas ya que no hay producto. Empezaremos de cero”, lamenta Rita Míguez, que recuerda que la situación es muy similar en Redondela y Vilaboa.