La Ciaim marca el camino al “Pitanxo”

Los procedimientos judiciales erigen este organismo y sus conclusiones como guía decisiva a la hora de fijar sentencia sobre naufragios

El informe final del buque de Nores, pendiente

Los restos del pesquero portugués “Santa Ana”, a su llegada al puerto de Gijón.

Los restos del pesquero portugués “Santa Ana”, a su llegada al puerto de Gijón. / ÁNGEL GONZÁLEZ

Lara Graña

Lara Graña

El 19 de enero de 2010 el buque pesquero Béjar, con base en Ribeira, realizaba trabajos de arrastre a 25 millas al noroeste de A Coruña en pareja con el Jalisco Uno. A las 15:30 horas rompió una cadena de babor, liberó la pasteca y ésta impactó de lleno contra un marinero de cubierta. Murió casi en el acto. La Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim), un organismo autónomo dependiente del Ministerio de Transportes, determinó que el mal estado de esa cadena había causado el siniestro: “No fue mantenida ni inspeccionada de acuerdo con las instrucciones recomendadas del fabricante”. La Ciaim recordaba también que los servicios de inspección no tenían la obligación entonces de revisar el estado de las cadenas, “por razón de la normativa aplicable”, así que emitió emplazó al Gobierno a establecer un sistema de “reconocimiento” para que, antes de salir a la mar, se comprobara que este tipo de dispositivos no presentan corrosión o roturas. Nadie atendió a esa recomendación y, tres años después, un accidente casi idéntico –en el Nuevo Mugardos, en Gran Sol– segó la vida de otro marinero. La Ciaim tuvo que volver a recordarlo en el informe sobre este último siniestro, cuando pidió “que se evalúe el estado de cumplimiento de las recomendaciones del informe del Béjar [...] a la luz de este nuevo caso con resultado de un fallecido”.

Los documentos de trabajo de este comité investigador no son punitivos, no fijan un castigo porque no es su cometido. Su misión es ayudar a la administración pública a evitar más accidentes a bordo, aunque se le ignore, como prueban sus pesquisas sobre el Nuevo Mugardos o Béjar. Por contra, quien sí atiende los diagnósticos de la Ciaim es la Justicia, como prueba la veintena de resoluciones judiciales de distintas instancias relativas a naufragios, colisiones o percances en embarcaciones disponibles en la base de datos del Poder Judicial. Es un aspecto de máxima relevancia para catástrofes como la del Villa de Pitanxo, en fase de instrucción, o de cara a eventuales procedimientos que puedan iniciarse por el vuelco del Sempre Güeto. En todas las sentencias consultadas, las conclusiones de la Ciaim han sido atendidas por el tribunal. En caso del hundimiento del pesquero de Grupo Nores, una pericial elaborada por dos técnicos de esta Comisión –seleccionados por la Audiencia Nacional como expertos independientes– ya ha puesto en entredicho la versión del patrón, Juan Enrique Padín, y la armadora.

Accidentes a bordo

Es especialmente significativo el informe de la Ciaim relativo al abordaje entre los pesqueros Playa de Motril y Quiso Dios (hundido), el 2 de diciembre de 2015 frente al puerto almeriense de Adra. La defensa del patrón del primer barco y la aseguradora Murimar presentaron una demanda contra la Comisión de Investigación, que dio la razón al pesquero naufragado. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid fue expeditivo (resolución 367/2022): no pueden usarse los informes de la Ciaim para imputar delitos a nadie, pero sí son fundamentales para “prevenir futuros accidentes”. Así que su trabajo no es objeto de impugnación porque la decisión final es de un juez o un tribunal. “Ha lugar a concluir la naturaleza no impugnable de los informes de la Ciaim autónomamente”.

El caso Pitanxo

La defensa de Pesquerías Nores y Juan Padín ya censuró la investigación encargada por el magistrado Ismael Moreno, y en términos también duros. “Los informes de técnicos de la Ciaim deben ser tratados con mucha cautela”, y en el caso particular del Pitanxo acusan a los expertos de apoyarse únicamente en “testimonios de parte”, de “aventurarse” en conclusiones” y de “graves errores técnicos”. En una nota de prensa, estos letrados hicieron referencia a dos informes de este organismo, con conclusiones erróneas, para defender su tesis de que los análisis de la Ciaim no deben ser atendidos como prueba irrefutable en un procedimiento judicial. Aludieron al hundimiento del Siempre Casina –el estudio vinculaba el siniestro a modificaciones a bordo, que fueron desmentidas después– y el abordaje del Mar de Marín, que derivó en unas conclusiones que quedaron “sustancialmente desvirtuadas” durante el juicio. El informe pericial entregado en la Audiencia Nacional, al no ser el propio de la Ciaim –sigue pendiente– no emite recomendaciones, pero sí concluye que el Pitanxo fue a pique por culpa del capitán.

Otra sentencia que defiende la fiabilidad de los informes de la Ciaim es la relativa al incidente, en el puerto de Vigo, en el que falleció un marinero también por la rotura de una cadena (resolución 03/2023 del Juzgado de lo Social 4 de Vigo). “Aquí es revelador para nosotros el informe de la Ciaim, por imparcial”, reza. O este otro fallo del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG, resolución 5235/2020): “Coincidimos con la sentencia de instancia –y con los peritos que la misma refiere, y con el informe del Ciaim– en que la causa del accidente fue el sobrepeso durante la maniobra de izado del copo”.

Silencio de Marina Mercante por el "Sempre Güeto"

El pesquero Siempre Güeto volcó en junio de 2021 cuando navegaba sin capturas en dirección a Portosín. Fallecieron dos marineros. El informe de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim), avanzado por FARO este martes, arrojó dos conclusiones: la primera, que la estabilidad del buque era “precaria” después de haber sido sometido a cambios sin supervisar en su estructura; la segunda, que los funcionarios de inspección de Capitanía Marítima, dependiente de Dirección General de Marina Mercante, no actuaron con diligencia a la hora de validar su salida.

“Sin restar importancia a la actuación de la parte armadora, se hace difícil justificar que, a lo largo de todos estos años, ningún inspector de las Capitanías Marítimas que han asistido a este buque haya advertido alguno de estos cambios. Uno de los puntos básicos que se debe comprobar es si el buque se corresponde con el proyecto aprobado por la Administración”, asevera el estudio definitivo. Pese a las consultas formuladas por este periódico en reiteradas ocasiones, desde Marina Mercante todavía no han aclarado si se ha abierto algún expediente a los inspectores que permitieron la actividad del Sempre Güeto, con esta “estabilidad precaria” que resultó fatal para dos miembros de la tripulación, o si se van a modificar los protocolos de acuerdo a las recomendaciones de la Ciaim. Entre otras cuestiones, reclama que se realicen pruebas de estabilidad a barcos de menos de 24 metros de eslora y reivindica una mayor diligencia de los funcionarios a la hora de inspeccionar a barcos como este.

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