Dos extripulantes del “Pitanxo” denuncian la falta de simulacros y jornadas de 24 horas

Los marineros afirman ante el juez que solo contaban con 30 minutos para comer

Armadores defienden la seguridad del barco naufragado y que tenía certificados

José Antonio Nores (derecha), armador de Pesquería Nores, y su hijo, responsable de la flota. |   // ZIPI

José Antonio Nores (derecha), armador de Pesquería Nores, y su hijo, responsable de la flota. | // ZIPI / REDACCIÓN / agencias

R. V.

Han tenido que pasar casi dos años para que, al fin, se sentasen en el banquillo a declarar, en calidad de imputados, los armadores del Villa de Pitanxo. El pesquero gallego naufragado a 450 kilómetros de Terranova en febrero de 2022 ha dejado un vacío enorme en Galicia, y una investigación que sigue ganando peso en Madrid, en la Audiencia Nacional, para esclarecer lo acontecido aquel fatídico día en el que 21 de los 24 marineros que viajaban a bordo perdían la vida.

Marineros en la Audiencia Nacional. |   // A. PÉREZ MECA

Marineros en la Audiencia Nacional. | // A. PÉREZ MECA / REDACCIÓN / agencias

Solo contestando a preguntas de sus defensas, arropados por estas desde su llegada a los tribunales, José Antonio Nores padre y José Antonio Nores hijo –director general de Pesquerías Nores, propietaria del buque, y responsable de la flota de la empresa respectivamente– obviaron responder a los interrogantes de las familias de los fallecidos. Se limitaron a afirmar, en un diálogo breve con sus abogados, que el barco siniestrado cumplía con las medidas de seguridad, que contaba con trajes de supervivencia y mantenía en regla todos los certificados necesarios para zarpar.

Su versión, no obstante, choca de lleno con la que ofrecieron dos extripulantes del Villa de Pitanxo; marineros que en el último viaje de la embarcación naufragada se quedaron en tierra, evitando ser testigos directos de esta travesía mortal, sino también víctimas. Estos antiguos trabajadores aseguraron ante la atenta mirada del juez Ismael Moreno que, durante las mareas que pasaron a bordo, jamás realizaron simulacros de incendios ni de evacuación y que apenas tenían descansos.

De hecho, uno de ellos relató que únicamente contaban con entre 15 y 30 minutos de descanso para comer y para desayunar, llegando a completar jornadas de más de 24 horas. Además, explicó que en la cubierta superior no había escalera de estribor, por lo que la única vía de escape era por debajo del puente. De haber existido esa escalera –sostienen fuentes cercanas al caso–, se habría podido acceder a la zona donde se encontraban las balsas salvavidas.

En último lugar, el magistrado escuchó como testigos a dos profesionales del buque portugués Novo Virxe da Barca, uno de los pesqueros que acudió en auxilio del Pitanxo. En su declaración, ambos reconocieron que vieron a algunos de los fallecidos con el traje de supervivencia puesto, sin aportar más detalles acerca de cómo fueron localizados los cuerpos.

Investigación y naufragio

El pesquero gallego Villa de Pitanxo naufragó a 450 kilómetros de la costa de Terranova en febrero de 2022, acabando con la vida de 21 de los 24 marineros a bordo. A partir de ahí, las familias de los fallecidos han tratado de averiguar qué sucedió para depurar toda responsabilidad posible.

En el seno de la instrucción, el juez ya ha tomado declaración al patrón del pesquero, Juan Padín, en calidad de imputado, a su sobrino Eduardo Rial y al tripulante Samuel Kwesi, como testigos, al ser los únicos supervivientes del naufragio. De igual modo, está imputada la armadora.

La investigación judicial se debe a que Samuel Kwesi ofreció una versión que contradice la expuesta por Padín y Rial, y que apuntaría a posibles negligencias por parte de estos que habrían desembocado en la tragedia.

Tras tomarles declaración, el magistrado prohibió salir de España al patrón del pesquero, le retiró el pasaporte y le impuso la medida cautelar de comparecer cada quince días en sede judicial y estar localizado. Además, se solicitó una inspección ocular del barco, acometida este verano.